Venenos

EL LABORATORIO Forense de Vida Silvestre publica las intoxicaciones de fauna y sus resultados son escandalosos, en especial en Picos de Europa. Basta conocer cómo, entre 1995 y 2005, hubo en Castilla y León 185 episodios de envenenamiento y 338 ejemplares muertos y, en el Parque Nacional de Picos de Europa e inmediaciones, nada menos que 105 casos y 240 animales envenenados. Las conductas ilegales se incrementan y es una vergüenza que los envenenadores cada vez se profesionalizan más: si antes, el novato acudía a tóxicos clásicos (estricnina, cianuro y arsénico), hoy, estos cabrones usan productos de elevada letalidad para vertebrados (carbofuranos y aldicarb) y una preparación de cebos para causar una muerte certera pero retardada. En los años 2000, la clasificación de víctimas la encabeza el buitre leonado, necrófago vulnerable ante estos desaprensivos. La lista negra continúa con el milano real, rapaz de cola en abadejo, sobre todo invernante, cuya hecatombe en España ha suscitado la protesta encendida de Alemania, Polonia y Suiza, países de cría de esta hermosa ave de tonos rojizos y blancos. Después, la tercera especie envenenada es el perro, seguida del zorro, el alimoche -carroñero estival de silueta blanquinegra-, el milano negro, el águila real, el lobo y el gato doméstico. Hay matices regionales en estos delitos. En León, en torno al 57% de envenenamientos proceden de prácticas ilegales de control de depredadores en cotos de caza menor, con el raposo poco afectado y rapaces y perros muriendo a mansalva. En Asturias y Cantabria, el motivo es proteger al ganado frente a la depredación, en especial donde ovejas no pastoreadas duermen en el monte. La dificultad de conocer a los autores motiva que sólo se hayan impuesto cinco sanciones administrativas y cuatro condenas penales. Con estos antecedentes, el proyecto Life de recolonización de Picos por el quebrantahuesos, no tiene futuro si sigue la hijoputa costumbre del veneno.