El plante de los hosteleros

LOS RESPONSABLES de diez hoteles leoneses, de tres y cuatro estrellas, han dejado en evidencia al Ayuntamiento y a la Diputación Provincial, plantándoles en Fitur. Es la gran cita anual e internacional del sector. La inauguró ayer el Rey Don Juan Carlos. Parece evidente que desde ambas instituciones leonesas no se cuenta con los hosteleros para planificar el potencial turístico. Algo muy grave está pasando cuando se han perdido 116.000 pernoctaciones del año 2004 al 2005. El mercado turístico de interior es todavía incipiente, pero muy competitivo. En León ya hemos tenido muy buenos años, pero está claro que competir con otras latitudes, exige trabajo permanente. No quedarse dormidos y no caer en el desinterés. En todo ello, creo yo, tiene mucho que decir el Patronato Provincial de Turismo. Se me antoja, digo, que la situación es grave. Este sector turístico, como el resto de la sociedad civil, necesita ser apoyado. Y que se apoye en ellos las instituciones políticas. Sin embargo, están hartos de ver cómo Fitur, con un «stand» de dos metros cuadrados, en lugar de servir para promocionar a la provincia y captar clientes, sirve únicamente para que los políticos acudan para hacerse fotos y parezca que trabajan. Inequívocamente, preferimos la belleza rotunda de Las Médulas, los valles aquietados y las cumbres rocosas de Picos de Europa, la majestuosidad mozárabe de San Miguel de Escalada, la luz de la Catedral, y otras muchas estampas o postales, que la foto de los políticos de andar por casa. Los hosteleros han dicho ¡basta!, tienen toda la razón, y tanto el concejal como el diputado provincial de turismo deben rebobinar su comportamiento y ponerse al servicio de un sector del que dependen muchos puestos de trabajo y buena parte de nuestro futuro. Desde este «balcón del pueblo», a veces, se ha elevado la voz de la crítica a la Diputación Provincial. Lo dije en una ocasión y lo mantengo. Cuenta en su Corporación con los diputados más flojos desde que tengo memoria política. Sin embargo, he de reconocer que ayer sí estuvieron a la altura. Reaccionaron unánimente contra las pretensiones del vicepresidente de la Junta de Castilla y León y responsable de Economía, Tomás Villanueva, quien alargó la tanza con un cebo envenenado: Que el fondo adicional para el Oeste -esto es: los 900 millones de euros para Ávila, León, Salamanca y Zamora- se repartiera entre las nueve provincias de la Comunidad Autónoma. Eso tergiversaría completamente la función prevista, no tendría el efecto de discriminación positiva que se pretende y, además, permitiría al propio Tomás Villanueva seguir reprochando al Gobierno de la nación que no existe el prometido Plan Oeste. Una jugada redonda, económica y políticamente, para el más hábil consejero de la Junta, el genuino conseguidor para Valladolid. Pero, a la vez, sería una jugada ruinosa para León, que necesita esos fondos adicionales para alcanzar la renta media, no ya de la UE, sino de la comunidad autónoma, y dar un salto de desarrollo para el futuro.