Sin diferencias

SEGÚN María Teresa Fernández de la Vega, mujer inteligente y clara en sus razonamientos, «con el Estatuto ganamos todos». No soy economista y desconozco si las cifras que perderá en realidad Castilla y León son las que vaticina la Junta, pero, basta con saber sumar y restar con los dedos, para intuir que alguien ha de recibir menos cuando otro pasa a recibir mucho más.  Una botella puede verse medio llena o medio vacía, pero si el contenido es Anís del Mono no puede ser a  la vez  tintorro. Detecto en la ciudadanía la penosa sensación de que estamos desperdiciando lo mejor de nosotros, y cuando digo nosotros me refiero  a todos, más allá de derechas o izquierdas, del aquí o del allá. Vivimos en un gran país, suma de culturas. Pero que nadie me haga escoger entre Miguel de Cervantes y Shakespeare, entre Velázquez y Rembrandt. Como dijo Vela Zanetti. «Soy de donde fui, de donde se me dejó ser feliz y pintar, por eso soy de Milagros, de León, de la Republica Dominicana, de Nueva York, de México, de Florencia...». Mis dos hijos mayores viven actualmente en Barcelona y allí ha nacido mi nieto. Quiero a esa tierra, pero mi propia naturaleza me impide sentirla como un espacio distinto al mío, salvo en lo geográfico... ¿por qué los nacionalistas sí sienten esa diferencia, que sigo sin alcanzar a comprender cuál es?   Cada uno de nosotros sabe reír y llorar en todos los idiomas de la tierra. Busquemos lo que nos hermana, que bastantes diferencias nos impone ya la vida. Hagámonos la vida más fácil. Cerremos la fábrica de los espejismos. ¿De verdad cree alguien realmente que la tierra y la lengua nos hacen diferentes?