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DESDE LA CORTE

Un acierto o una gran cacicada

Publicado por
FERNANDO ONEGA
León

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«HAY AÑOS que uno no está para nada», decía el gran Julio Camba. Los catalanes, en el último mes y medio, tienen que decir lo contrario: hay años que están para todo. Citadas sus fortunas por orden cronológico, todo les sale bien. Si hay un gran sorteo de la Lotería, les toca. Si buscan una buena financiación pública, la tienen. Si hay sequía, tienen tanta agua que han de aliviar pantanos. Si reclaman los papeles de Salamanca, se les envían. Después de tanta buena nueva consecutiva, el Consejo de Ministros dejó una buena propina a su capitalismo: el visto bueno a la opa de Gas Natural sobre Endesa. Si el Tribunal Supremo no dice otra cosa a instancia de la eléctrica y los accionistas se avienen a vender, estamos ante la mayor operación financiera del mandato de Zapatero. También la más discutible, porque esta opa nació marcada por dos grandes pecados originales. El primero, que viene de Cataluña, de donde proceden también los apoyos políticos de este gobierno. Por muchas y convincentes explicaciones que ofrezca el vicepresidente señor Solbes, no conseguirá borrar totalmente la sospecha de que se hizo una concesión a las demandas catalanas. Dicho en otras palabras: que no hubo redaños para decir «no», a pesar del informe del Tribunal de la Competencia, de los temores a la concentración de poder y de la fuerte oposición mediática. El segundo, que el ministro Montilla ha tenido un papel notable, derivado de su función como titular de Industria y Energía; pero un papel oscuro, fruto de su relación directa con la Caixa y del crédito condonado al PSC, fuerza política de la que es primer secretario. El gobierno actuó en este punto como si no hubiera ocurrido nada. Ni siquiera ofreció a la galería el gesto de hacerlo ausentar del Consejo que adoptó la decisión. Significa que el presidente está tan seguro de sus actos, que no se preocupa siquiera de la estética. Quizá sea uno de sus errores. Sumados todos estos y otros factores territoriales, políticos y de intereses económicos, la opa es recibida sin entusiasmo y con recelos por la opinión. Las condiciones que impuso el Gobierno son razonables y de hecho ya encontró defensores como la Unión de Consumidores Españoles. Desgraciadamente, la opinión del PP es poco creíble, porque sería la primera ocasión en que este partido aceptara algo que sale del actual equipo gobernante. Resulta pintoresco que una concentración empresarial como ésta se pueda presentar como beneficiosa para la competencia. Y ante todo ello, el cronista sólo sabe asumir como hecho lo hecho y encomendarse al tiempo. Sólo el tiempo y nuestros bolsillos dirán si estamos ante un acierto o una gran cacicada. Sospecho que no hay muchos términos medios.

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