La izquierda de Rajoy

LA VISITA de Rajoy decepcionará a quien espere que llegará con el sable levantado. Es lo suficientemente inteligente para saber que los conflictos internos no se pueden tratar sobre un escenario público, y menos cuando quienes están dispuestos a aplaudir una medida drástica son precisamente aquellos que no desean un final conciliador, sino que caiga con estrépito el telón y con más sangre que en la venganza de Don Mendo. Pero como digo, o mucho me equivoco o viene con otras intenciones, aunque  algo sí dirá entre bastidores a los suyos, pues desavenencias las hay, imposible negarlas. Su estilo lo hace más apropiado para resolver problemas que para empeorarlos. La herida más dolorosa no la suele causar el rival de otro partido sino el propio compañero, pero aun así la política no debe ser reducida a los problemas de los propios políticos, sino a los de los ciudadanos. No sé si Mario Amilivia será candidato,  ignoro si hay alguien más o igualmente idóneo, pues la única encuesta que me creo es la que me hago a mí mismo a diario, pero sí puedo decir que es hombre de gestión y gesto, representativo del mejor centrismo, y en el que las virtudes personales y las profesionales van a la par. Lo escrito no niega las cualidades de nadie, mucho menos las de Isabel Carrasco, que también las tiene.  No creo que el PP leonés esté en llamas,  como los pesimistas afirman, pero si alguien puede apagar un fuego o fuegos es el líder de los populares, con su autoridad moral, sin vencedores ni vencidos. Y, si se permite la coña, con muchísima mano izquierda.