Verificar evidencias

CON EL paso del tiempo, singularmente desde la tan manida óptica económica, demuestra que la mayor parte de los hechos y los días acaban verificándose cuando se emplea el singular calidoscopio que, se quiera o no, suministra la ciencia económica que, afortunadamente está al alcance de cualquier ciudadano. Ya sé, una larga experiencia docente me lo ha demostrado, que existen peligros para quienes cabalgan a pelo, los conocimientos económicos. Decía un viejo maestro en la universidad Luigi Bocconi de Milán allá por 1955 que «el pan de medio cocer y la Economía a medio aprender son indigestos». Y es radicalmente cierto. Llevo varios años en esta singular tierra preocupado por encontrar parecidos entre la organización política que encierra León, Zamora y Salamanca y el conglomerado con sede en Valladolid, con aditamentos de alquitrán que mutilan la pensada directriz «Junta de Castilla y León» para que nadie se equivoque, y lo digo porque la primera vez -hace mas de 15 años- que recorrí estas llanuras, hacia el Norte, vi un explícito letrero que rezaba y reza ¡Viva el Bierzo Independiente!. Queda claro para mí que existen uniones escasamente sólidas, nacidas de compromisos que nada tienen que ver ni con la historia ni con la política moderna; algo con la política al estilo de Romero Robledo o del reciente y espectacular Pollo de Benidorm . Una ocasión lucida ha dado la torpe propuesta del consejero Tomás Villanueva a la hora de proponer el reparto de 900 millones de euros «arrancados» (así hablan nuestros príncipes) al Gobierno. No se puede ser más torpe, esto sirve para comprender la debilidad de la UPL pródiga en tránsfugas como tuve ocasión de escribir. También es cierto que una dama como Esperanza Aguirre, pasea su magistratura gracias a una pareja de tránsfugas (Tamayo y Sáenz); nadie se acuerda de ellos si no es a final de mes; el ejemplo habrá cundido también en el antiguo Reino de León. Lo que quiero reiterar hoy es que el montaje político-administrativo Martín Villesco ha conseguido, como no podía ser de otro modo, el subdesarrollo de León, Zamora y Salamanca. He podido comprobar que aquí, también las distribuciones de los centros de decisión estrangulan focos de crecimiento natural. No hay política más estúpida que la de ignorar que, con fuerzas endógenas, habría crecido y desarrollado el Reino de León, mucho más que con la actual autonomía; tal vez se esté a tiempo, pero también tal vez deban apoyarse los intentos de segregación. Espero que cada vez sean más numerosos los leoneses que no encuentran la menor ventaja en sustituir el centralismo de Madrid por el centralismo de Valladolid.