Autovía La Espina/Ponferrada

EL PASADO lunes, el presidente del Principado de Asturias, Vicente Álvarez Areces, acudió a La Moncloa para entrevistarse con el titular del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. En ese encuentro se concretó que el Ejecutivo destinará 500 millones de euros al tramo asturiano de la futura conexión entre La Espina y Ponferrada. Según el presidente asturiano, tendrá solo dos tramos de autovía: el de La Espina/Cangas de Narcea y el de Toreno/Palacios del Sil. Los demás tramos serán de «vía verde», adaptados a los exigencias medioambientales. Queda por despejarse la incógnita de por dónde se cruzará el límite entre Asturias y León: si por el Rañadoiro o por Leitariegos. Es decir, si pasará cerca o lejos del principal núcleo de población de la zona, que es Villablino. El asunto es importante. Porque si bien es cierto que es Asturias el motor de esa vía de comunicación porque necesita nuevas salidas a través de la Cordillera, sin embargo la mayor parte del trazado discurre por la provincia de León. Para no crear nuevos agravios, como los movimientos de mojones en Leitariegos y Somiedo, y añadir poblemas insolubles por decisiones unilaterales sin contar con los leoneses, como ha ocurrido con la línea de alta tensión Lada/Velilla del Río Carrión o con la estación de esquí hermana de la de San Isidro; para evitar, digo, todos esos problemas, conviene consensuar un trazado que, además de los intereses asturianos, también contemple los intereses leoneses. De las malas experiencias se deben sacar lecciones para no reincidir en el error. Por lo demás, no cabe duda que esa nueva vía de comunicación constituye una gran noticia para Laciana y para El Bierzo, además de para Asturias. Ahora bien, no podemos olvidar que la más importante vía que necesita El Bierzo es la de Orense/Ponferrada, o viceversa, prevista en el PEIT, cuyo estudio de alterrnativas ya está sobre la mesa. Esa autovía posibilitará que llegue a Ponferra da el tráfico de mercancías y personas procedentes del sur de Galicia, especialmente de Vigo, con destino al Este de España. Esa es la comunicación más importante y preferente para El Bierzo de todas las que se barajan. Me he asomado hoy al balcón para vocear un ejercicio técnico/pragmático. Escribir de infraestructuras viarias no da juego literario. Y mucho menos si el espacio no te permite recrearte imaginando el paseo solemne de los osos muy cerca de la «vía verde», o el viento acaricando las crines de los caballos. Pero antes de entornar los cuarterones, quiero tener un recuerdo de cariño al magistrado del Juzgado de lo Social nº 5 de Vigo, Antonio Torices Martínez, leonés, 70 años, quien acaba de jubilarse, aunque quiere seguir como emérito. Ha recibido un emotivo homenaje de la judicatura gallega, tanto por su jubilación, como por la imposición de la Cruz Distinguida de Primera Clase de San Raimundo de Peñafort. Antonio Torices estaba en la raíz social de León. Y también en la de Vigo, su último destino. De él se puede destacar su humanidad y su dedicación. Enhorabuena. Y larga vida.