Diario de León
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E l pasado veinte de enero, Miguel Martínez, secretario provincial del Partido Socialista hizo unas amplias e increíbles declaraciones. Entre otras cosas, dijo: 1.º «Yo creo que León tendría derecho a tener autonomía, pero pensar hoy en un cambio autonómico no sería inteligente». Estas palabras son una repetición de las que dijo Ángel Villalba hace poco, son pura demagogia populista y un insulto a la dignidad de todos los leoneses. Lo de que es «poco inteligente» es nuevo. La mayor parte de nuestras gentes están hartas de pertenecer a la actual comunidad autónoma. Durante los últimos veinte años largos nos han tratado como a unos parias despreciables, nos han arruinado económicamente, han destruído nuestra identidad, han escondido nuestra Historia, como si no hubiera existido. En unos pocos años no quedará ni el recuerdo del Reino Leonés. ¿Cuál sería entonces el momento «inteligente» para pedir nuestra autonomía?. El secretario provincial, como era de esperar, no dio ni pistas. 2.º «Que León tenga un papel mucho más importante» ¿Qué quiso decir el secretario provincial de los socialistas con estas palabras? Tengo la impresión de que continúa con la demagogia populista. Como siempre, los altos dirigentes socialistas son fieles a sus costumbres: decir palabras bonitas sin ningún contenido, sin aclaraciones, recreando los oídos de los ciudadanos, creando ilusiones, pero lejos de la realidad. Es el estilo del socialismo, llevamos así toda la vida, esperando realidades que nunca acaban de llegar. Señor secretario provincial de los socialistas: León no necesita un papel más importante en esta comunidad autónoma, que, por otra parte, no es más que pura fantasía política. Lo que León necesita realmente, y con la máxima urgencia, es más libertad para poder planificar nuestro futuro como puede hacerlo el resto de las regiones españolas sin injerencias por parte de nadie y menos de nuestros actuales opresores. 3.º «Soy leonés, no leonesista». Continúa la demagogia populista. Leoneses somos todos los que hemos nacido en la Región leonesa. Así leonés es también el ministro José Antonio Alonso y, ya ve, va diciendo publicamente que es y se siente muy castellano. Leonés es también su compañero, Angel Villaba, que se pasa el día apuntando a León con los cañones. Leoneses son también los señores Demetrio Madrid y Rodolfo Martín Villa, principales culpables de que la Región leonesa no tenga autonomía. Leoneses son también algunos políticos con capacidad para recuperar nuestros derechos como ciudadanos españoles y, sin embargo, nos mantienen dentro de una comunidad autónoma en calidad de simple colonia en contra de la voluntad de la mayoría de los ciudadanos leoneses. En nuestra larga y gloriosa historia hubo leoneses que traicionaron a esta tierra por un puñado de monedas y un poco de poder, más o menos como ahora. Es más, siempre que esta tierra fue humillada o dominada, hubo leoneses enfrente que lo provocaron o lo consintieron. No hay más que echar un vistazo a nuestra historia y comprobarlo. Ser leonesista significa trabajar por el bien de esta tierra y de los ciudadanos que viven en ella. Bajo este significado, el leonesista se siente feliz y orgulloso de serlo, porque su conciencia se lo exige y porque desea estar en paz con su conciencia. Ser leonesista no impide respetar profundamente y sin excepción a las otras regiones españolas y hasta es posible tener un cariño especial a algunas de ellas por motivos de mayor conocimiento o mayor comunicación. Personalmente tengo experiencia y me sucede tal cual lo digo. Es verdaderamente triste y penoso ver una tierra con un pasado tan glorioso como es la Región leonesa, gracias al esfuerzo de nuestros antepasados, y comprobar la situación en la que se encuentra. ¡Cómo nos hemos dejado robar nuestra identidad y hasta nuestra dignidad como pueblo! ¿A cambio de qué? A cambio de poder y riqueza para unos y de unas miserables limosnas para otros. Cuando compruebo que en algunos institutos leoneses no se enseña la historia de León y sí la de Castilla; cuando oigo en la propia Televisión de León llamar castellana a la capital leonesa, me pregunto si somos conscientes de lo que hemos perdido, nos han robado o hemos malvendido. De aquel Viejo Reino reconquistador y unificador de las tierras y de las gentes españolas ¿qué nos queda? Si miramos sus tierras y sus monumentos, una escombrera; y si miramos sus gentes, un desguace, habitado mayoritariamente por personas mayores, sin jóvenes, sin niños, sin puestos de trabajo, sin futuro. Un territorio que camina irremediablemente hacia el abismo. Nos quedan unas gentes incultas sin apenas conocimientos de nuestro pasado. Si conociésemos nuestra historia sería impensable que hubiéramos permitido llegar a la situación actual. No hay en España ninguna otra Región con un palmarés histórico tan glorioso como el nuestro. Tampoco hay ninguna otra Región donde sus habitantes tengan tan poco apego a sus raíces como la leonesa. Cada día que pasa la situación de esta tierra es peor. Si miramos a nuestro alrededor lo podemos comprobar. Si cada día tenemos menos, ¿qué les vamos a dejar a nuestros hijos y a nuestros nietos?. Nada, ni siquiera identidad como pueblo. Mientras tanto, algunos de nuestros políticos, los que tienen el deber de defender nuestros derechos y libertades, dicen que no es «inteligente» pedir ahora lo que es nuestro, lo que nos pertenece, piensan y hacen lo mismo que los políticos de Valladolid. Con leoneses así, no necesitamos enemigos. Increíble, pero cierto.

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