Diario de León

DESDE LA CORTE

Técnicas modernas

Publicado por
FERNANDO ONEGA
León

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SEGUIMOS -«y lo que te rondaré, morena»- dándole vueltas a cómo termina el terrorismo. Lo que vemos es que todo el mundo toma posiciones ante ese comunicado que se espera, se desea, se pide y se teme. Todo a un tiempo. Ayer, el Parlamento Vasco ha sido un teatro en que se representó toda la obra y se han visto repartidos los papeles: un PP que reclama la «derrota incondicional»; un PSOE que defiende el diálogo, pero sin pagar precio político; un nacionalismo que desea un desenlace sin vencedores ni vencidos, y los más independentistas -EA y Comunistas de las Tierras Vascas--, que ni hablaron ni votaron. Quizá no se quieren mojar hasta tener referencias claras de las intenciones etarras. Como pueden ver, más variedad no cabe. Cada fuerza política tiene su tesis, incluida la expresada en los silencios. Por el momento, la diferencia más radical es la que separa al PP de los nacionalistas. Es la diferencia conocida: a ETA, o se la machaca o se le brinda una salida. No seamos dogmáticos: hay argumentos igualmente válidos para una tesis y la otra. Lo importante es el punto de coincidencia: estamos al final de un trayecto que ha sido dramático para este país. Ahora se trata de cerrarlo: operación histórica que requiere temple, grandeza, generosidad y visión de Estado. Y un detalle más: que se callen los que son capaces de estropearlo todo. Habría que empezar a hacer una lista de políticos a quienes deberíamos enviar un bozal a cobro revertido, porque son capaces de enturbiar el ambiente sólo con abrir la boca. Hoy pienso en el nacionalista Joseba Egíbar, quien ayer nos asombró con su intento de justificar los trabajillos de ETA. ¿Pues no dijo este señor que la banda asesina ha puesto en práctica «técnicas modernas de lucha de las minorías contra las mayorías»? Lo dijo así, en un Parlamento. Disparar tiros en la nuca, poner un coche bomba en un hipermercado, asesinar a niños que viven en un cuartel, matar a guardias, militares, civiles, políticos y gente del común, es una «técnica moderna» de defender los derechos de las minorías. Es decir, que cualquier grupo étnico, religioso, político, si se considera mal representado, tiene derecho a matar. Oiremos mucho estos desatinos. Saldrán por todas partes voces de quienes se sienten en la penosa obligación de defender a los criminales, porque nunca han sentido el luto cercano y siempre se ha matado «a otros». Ésta será la parte más miserable de un momento histórico. Y conviene que estemos preparados para ella. El gobierno, para no dejarse contaminar por esas defensas. La opinión pública, para no escandalizarse. Y la oposición política, para que no se confunda de adversario. Ahora mismo está cayendo en esa confusión.

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