El dedo en la llaga

COMO decía el general Patton, en la batalla es importante mantener la concentración. Y para no perderla en política, hay que ignorar a todos esos socialistas espontáneos o camuflados que desde los medios de comunicación ensartan una retahíla interminable de consejos al Partido Popular: que sea bueno, que no se meta con ZP y mejor aún, que sea sumiso. Aconsejar aconsejan, pero votar, no le votan nunca. Y como los consejos no son atendidos, entonces lanzan censuras. Lo que va de ayer a hoy: cuando el PSOE estaba en la oposición hacía todo lo contrario de lo que sus corifeos quieren ahora que haga el PP: «consejos vendo, para mí no tengo». Recuperadas las mieles del gobierno, ZP y sus monágos se encrespan cuando la oposición hace lo que debe. Y le dicen que está saliéndose del juego político, que es un partido de extrema derecha y otras lindezas que no me apetece reproducir. Lo que más les molesta en este momento es la recogida de firmas que ya debe rondar los dos millones. Han dicho que no puede someterse a referéndum el Estatuto catalán, pero es que la pregunta cuyo refrendo se somete a los ciudadanos/as no menciona para nada la insolidaria norma: sólo si el firmante quiere que España siga siendo una nación y que los españoles sean iguales en derechos, obligaciones y percepción de prestaciones públicas. Es una pregunta tan lógica y tan justa que el propio Zapatero, con su gobierno y su grupo parlamentario en pleno, debieran apresurarse a firmarla ¿Por qué entonces se rasgan las vestiduras? ¿No será que con las concesiones a Cataluña se quiebra la igualdad ante la ley y la solidaridad entre territorios? Me da que va a ser que sí. Por eso no quieren ni oír hablar de que la ciudadanía se pronuncie, pero gracias al PP ya se está pronunciando. Eso, cuando se tienen ciento cuarenta y cuatro diputados, no es actuar fuera del parlamento ni fuera del juego político: es aplicar la democracia, representar la voz de sus votantes. Si ahora Zapatero tiene miedo a la democracia, Rajoy no. La gente, que es muy lista, abarrotó el Auditorio y estaba hasta en la calle. Hubiera llenado el Palacio de los Deportes, ojo al dato. ¿Y por qué quiere ahora el gobierno que el PP se calle? Una vez encauzado el Estatuto, han puesto toda su energía en lograr la tregua de ETA. ZP no quiere alborotos en el proceso de negociar rindiéndose. Por ello no informa a Rajoy y se escuda en decir que la oposición utiliza el terrorismo. No, solo le reprocha haberse cargado el Pacto Antiterrorista y la Ley de Partidos, claudicar con el PCTV y ahora con la acumulación de penas que permite salir a la calle a los terroristas con delitos de sangre. Jamás antes se dieron tales pasos sin contar con la oposición. Cree que logrando esa tregua podrá aprobar el Estatuto, convocar elecciones y atacar entonces el cambio de régimen ¿Qué dirán las urnas? El terrorismo ha dejado muchas heridas en la sociedad española y no se puede decir a las víctimas que se aguanten y pasen página. Y para el final, un mensaje algo críptico, pero que sus destinatarios entenderán. A quienes en días pasados se han desahogado vertiendo sus frustraciones por Internet, tendrán que esperar. Sentados.