Diario de León
Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

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HUBO un tiempo en el que los niños querían ser, pilotos de carreras, futbolistas o toreros. Sólo los más formales querían ser subsecretarios, pero eso ha ido cambiando y ahora lo que desean es ser jubilados y además sin tener que esperar a hacerse mayores. Pertenecer a las clases pasivas es entre nosotros una aspiración o una imposición y así como se dan de vez en cuando Medallas del Trabajo, debieran instituirse trofeos para la holgazanería. Decía mi inolvidable Chumy Chumez, que era tan alegre como macabro, que los niños verdaderamente precoces son los que nacen muertos. Siempre intriga el fenómeno de la precocidad y debiéramos estudiarlo ahora que conmemoramos a Mozart. ¿Es sólo una anticipación del futuro? No está muy claro, ya que hay niños precoces que luego, cuando llegan a adultos, son perfectamente vulgares. A Gómez de la Serna no le gustaban los niños precoces y llegó a establecer preferencias entre los que menos le desagradaban. «Es mejor un niño precoz ajedrecista que un niño precoz director de orquesta porque hace menos ruido». Quizá los españoles de ahora tengan vocación de pensionistas, pero se les puede poner difícil cumplirla. Hay que revisar el sistema tras la reforma del mercado laboral.

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