Rebajar la euforia
LA PRENSA catalana daba por hecho que ETA anunciaría en pocas horas su decisión de abandonar la violencia mientras el resto de los medios enfatizaba menos tal posibilidad y las fuentes institucionales mejor informadas hacían llamamientos a la prudencia y al enfriamiento de las expectativas. La última bomba etarra, colocada en un área industrial cercana a Bilbao, es suficientemente explícita a la hora de insistir en esa prudencia. Es lógico que la perspectiva de pasar una de las páginas más negras de nuestra historia suscite interés y nerviosismo, pero conviene rebajar la euforia. Y conviene también que este trance nos coja con las ideas claras, los valores enhiestos y las certezas debidamente articuladas para que los terroristas no se llamen a engaño: en el fondo, la paz será su propia derrota.