TRIBUNA
Razones de Estado, razones de libro
LA CASA de León en Madrid, algo más que refugio de nostálgicos leoneses, siempre punto de encuentro, o consulado sentimental como la ha calificado Félix Pacho, acogerá, a corazón abierto, la presentación del libro: 500 razones por las que habrá una autonomía leonesa. Ésas razones, «de libro», incontestables, ordenadamente recogidas y documentadas, más una que, sin duda, puede y debe aportar cada leonés, serán nuestra mejor arma de denuncia hoy, momento de Reforma estatutaria, a la par que de permanente reivindicación de la Región Leonesa. Las constantes intromisiones, y tergiversaciones interesadas, del ente en lo leonés, hay que combatirlas con movilizaciones ciudadanas, ya que «nuestros políticos» ni se inmutan ante tal atropello. Decir que, autonómicamente, nos están encaminando a los leoneses a la nada, puede sonar a victimismo, o, los autonomistas que nos administran señalarlo de ése modo, pero no deja de ser una cruda realidad perfectamente constatable. Curiosamente, en ésa nuestra Casa, allá por noviembre de 2002, con motivo del cincuentenario de su creación, aquél político de León que invocando otras razones, las que se permitió calificar de estado, y sirvieron de coartada para arrumbar a la Región Leonesa a un ente indeseado por los leoneses, estuvo junto a otros socios ilustres, recordando tiempos y vicisitudes, con motivo de la efemérides apuntada. Martín Villa, puesto que así se llama el político aludido, relator en ése encuentro de circunstancias políticas vividas, tuvo especial cuidado en no citar el tanto de eficacia ministerial que quiso apuntarse con «sus» razones de estado. Nefandas en sí mismas, pues nos imponían un sacrificio que nadie nos podía exigir, y que, andando el tiempo, han venido ganando la condición de nefastas para León, por innecesarias. ¿Cómo es posible que una razón tan poderosa, la de 100.000 leoneses el 4 de Mayo del 84 en las calles leonesas pidiendo a gritos autonomía para León, fuera desatendida por él, y vivir sin un rubor permanente? ¡Pues sí! Y, su liviano: «a lo mejor me equivoqué», dicho a media voz, tardíamente y sin arrepentimiento, no lava la culpa; ya que, en la doctrina católica de la derecha en la que milita, la restitución del daño es preceptiva. Mas, culminada la anexión de León al Ente, es justo señalar que toda la responsabilidad, de lo que habiendo podido ser, no somos, hay que trasladársela a los políticos leoneses que desde la Transición han sido. Y se puede decir, sin temor alguno a equivocarse, que no ha habido ni un ápice de sensibilidad para León y lo leonés, por parte de los políticos que dirigen el ente autónomo y los «nuestros» lo han permitido Ante ésta dejadez, los ciudadanos leoneses retomando el espíritu de aquélla y de otras manifestaciones, debemos ocupar nuestro lugar con reivindicaciones inmediatas y de futuro. A saber: El Reino de León fue encuadrado en el ente autónomo llamado Castilla Y León, obviando sus derechos constitucionales de territorialidad: Región Leonesa. Y de personalidad: Identidad Leonesa. Hasta el punto oscurantista de permanecer aún sin explicar qué León es el aludido en el título de la Comunidad. Si Región o provincia. Es, pues, cuestión primordial que los leoneses pongamos en evidencia a esta Comunidad como paradigma de la falsedad en los conceptos: Territorio. Pueblo e Historia, que manejan torticeramente para perseverar en su afán regionalizador. Territorio. Intentan desde las instituciones autonómicas unificar, confundir o fusionar los territorios correspondientes a las seis provincias castellanas viejas y al de las tres de la Región Leonesa, en vigor en el momento preautonómico. Esto es, sin poder constitucional alguno, abolir encubiertamente las respectivas regionalidades, a fin de dar paso a la que pretenden crear, la «castellanoleonesa» que, además, no es tal región, sino Comunidad. Pueblo. Estatutariamente inventan un pueblo, el castellanoleonés, situándolo además como garante del Estatuto. Y puesta al descubierto esa falsedad por nosotros, modifican la denominación del ciudadano de la Comunidad como «castellano y leonés», (Aprobada la Reforma del Estatuto en el Congreso de los Diputados en Junio de 1998), sin consulta popular, y sin la menor información previa a los ciudadanos afectados. Con tal denominación uno no alcanza a comprender si es leonés o castellano o un híbrido; cuestión que en ninguna otra comunidad siquiera se plantea. Historia. Manipulación autonómica de la historia de León para tratar de justificar la Comunidad. Ocultan e interpretan la historia a su medida. Para frenar el daño, lo imperiosamente necesario es exigir respeto para la identidad y regionalidad leonesas, conculcadas por el ente; en tanto demandamos nuestro constitucional derecho de Autonomía propia. Razones nos sobran. ¡Usémoslas!