NUBES Y CLAROS
En punto muerto
DOS MESES. Un retraso que no sólo empieza a aburrir a las ovejas, sino que está poniendo en evidencia un dar vueltas a la noria con orejeras que parece no llevar a ninguna parte. Dos meses sobre el límite, porque el Plan del Carbón 2006-2012 debería haberse firmado con tiempo suficiente para estrenar el año con los deberes hechos, los beneficiarios beneficiándose y los despachos limpios de papeles atrasados. Resulta complicado creer a estas alturas que aquello que no se ha limado en catorce meses de negociaciones pueda perfilarse en unas semanas más. La pelea se centra ahora en el intento de cada autonomía minera de arañar para sí el máximo posible de la sustanciosa tarta de fondos que se repartirá en los próximos siete años: 2.880 millones de euros. Castilla y León está en la liza (con Cataluña y Aragón) porque los criterios de reparto establecidos le harán llevarse menos dinero que en el plan que concluyó en el 2005, y reclama 45 millones a mayores. El problema seguramente no es una demanda de última hora que no viene sino a poner en evidencia la aspereza de las relaciones cuando de barrer para casa se trata. El acuerdo social arrancado el pasado otoño con los métodos tradicionales con los que se defiende el vilipendiado sector minero es una garantía de que la nueva reconversión se saldará con un mal menor entre los mineros en activo. Otro asunto es el futuro de las cuencas (no será por dinero). En cualquier caso, con la que está cayendo en Industria con las opas eléctricas, no parece momento para hechar un pulso de última hora.