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León

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No es habitual que un alcalde se dirija a los medios de comunicación para dar las gracias porque las cosas han salido bien ya que siempre queda la duda de si lo haría si las cosas hubiesen salido mal; pero no es menos cierto que cuando el hecho de que todo un pueblo se haya echado a la calle para vivir con fervor un día grande en su historia y haya contribuido a engrandecer los actos hay que dar las gracias por ello. No cabe duda de que el pasado día 8 de febrero de 2006 fue un día grande para todos los valuros que así lo entendimos, respetando, pero no entendiendo, profundamente a aquellos que no lo quisieron ver así y que fue una pequeña minoría; todos los ingredientes se dieron cita, un día espléndido, la puesta de largo de un sueño perseguido durante una década, el tener entre nosotros a las máximas autoridades Regionales y Provinciales y, cómo no, un pueblo consciente de que estaba escribiendo su historia y no quería perdérselo. Papel importante han hecho, también, todos los medios de comunicación, ya que han tratado en su justa medida un evento tan importante y, lógico es, estamos agradecidos. No solo ocurrió todo lo que presenciamos, de lo cual se fueron todos, sin excepción, encantados, sino que además, y como suele ocurrir en estas ocasiones, el pueblo se verá reconfortado con nuevos proyectos inmediatos y con la nueva visita de Juan Vicente Herrera el 5 de agosto del presente año para inaugurar nuestra VII Feria Artesanal de Val de San Lorenzo. Desde el Ayuntamiento de Val de San Lorenzo, gracias a todas las autoridades que nos acompañaron, gracias a todos los medios de comunicación que se hicieron eco de la inauguración del Centro de Interpretación Textil de La Comunal, gracias a todos los que colaboraron en que esto fuera posible, pero, sobre todo, gracias a todos los vecinos de Val de San Lorenzo que engrandecieron el acto con su presencia. Francisco Nistal (Alcalde de Val de San Lorenzo). A través del Diario de León supimos de la plausible iniciativa de la Asociación «Amigos de Don Antonio González de Lama», apoyada por el Ayuntamiento de León, que aumentará la exigua estatutaria urbana de la capital de nuestra ciudad dotándola de una escultura que representará a don Antonio, en conmemoración del centenario de su nacimiento en la villa de Valderas, el dos de febrero del año 1905, sólo un año y un día antes de la aparición del primer número del rotativo decano de la prensa leonesa, al que felicitamos por su primer centenario. Hemos tenido la oportunidad de contemplar la maqueta, el proyecto hecho ya casi una realidad, del escultor Jesús Pombo de los Arcos, sin duda una espléndida idealización del sabio sacerdote leonés. En ella el artista transmite la grandeza y la humildad de don Antonio, con la fuerza de quien conoce a fondo el oficio, el arte de esculpir, pues Pombo que es hombre de exquisito trato y vasta cultura, sobradamente conocido en León y fuera de nuestra provincia por sus obras, ha interpretado magníficamente con la gubia la figura de don Antonio y cuando la broncínea figura de aquel que llenó con su saber y humanismo nuestros años de posguerra y posteriores pueda contemplarse en el lugar idóneo, los leoneses de antaño recordarán y releerán su obra y los de hogaño, seguramente, sentirán la curiosidad y el deseo de conocerle. Así el gran logro de Pombo será hacer que, otra vez, don Antonio sea el mentor cultural de unas generaciones desencantadas que buscarán en la poesía, en una nueva «Espadaña», la razón de su existencia recuperando la educación y las maneras cultas de los hombres de otro tiempo, algo que don Antonio transmitió a los jóvenes de su época desde su gestión al frente de la biblioteca Azcárate, sus publicaciones, especialmente la Espadaña que el fundó, y su paso por la dirección del Diario de León. Respecto al lugar idóneo en el que la efigie debe colocarse, nos permitimos apuntar tres ubicaciones que pueden ser, bien en los aledaños de la casa que fue su morada ante el ábside de la «Pulcra leonina», bien frente al hastial sur de nuestro primer templo, junto al Seminario Conciliar y el Palacio episcopal, o bien (y éste puede ser el mejor sitio) al lado del edificio de la Fundación Sierra-Pambley, junto a la Biblioteca Azcárate. Dados los tiempos que corremos, el escaso respeto por todo lo que represente cultura, arte y religiosidad, con el fin de poner el monumento a salvo de cualquier depredador urbano o «artista emborronador» callejero, será deseable rechazar la instalación de la estatua a ras de suelo, como una de esas cosas que ahora llaman mobiliario urbano, pues si de verdad queremos enaltecer mediante el recuerdo la figura de don Antonio González de Lama, convendrá destacar la realización de Pombo colocándola sobre un digno pedestal en el que pudiera leerse, por ejemplo, el homenaje surgido de la pluma de Luis López Anglada: «Doctorado en virtudes teologales/ vivía entre palabras esenciales/ con la humildad del que hasta en verso reza./ Era un hombre de Dios; se conocía/ por aquella manera que tenía/ de partir la verdad y la belleza». Ricardo Ferradal Pérez (Trobajo del Camino). Antón (Sevilla; edición digital).