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Publicado por
ENRIQUE VÁZQUEZ
León

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EN LO que parece una carrera contra reloj entre Irán y la convencionalmente llamada «comunidad internacional», siguen en Moscú las conversaciones con Irán sobre la fórmula que podría dar a Teherán ciertas satisfacciones y permitir un acuerdo. La propuesta rusa es conocida -crear una empresa mixta para enriquecer en suelo ruso el uranio para Irán y proveerle de combustible nuclear para usos pacíficos- y se le concedían pocas posibilidades de éxito, pero en los últimos días ha habido ciertos indicios de que la parte iraní estaría reevaluándola. Más allá de las rituales expresiones como que aún hay tiempo para llegar a un acuerdo (ministro de Exteriores Manuchehr Motaki en Bruselas), ha llamado la atención la posición de Mohamed al-Baradei, el acreditado director de la Agencia Internacional de Energía Atómica, que sugirió que el mundo deberá tal vez acomodarse a que algunos países, Irán desde luego, enriquezcan uranio en cantidades muy pequeñas en su territorio, bajo control de la agencia y sin posibilidades de sostener un programa militar clandestino. El día 6 de marzo, la AIEA debe celebrar su esperada reunión para examinar el informe de Baradei sobre el particular y, si no hay progresos netos en Moscú, el expediente será probablemente enviado al Consejo de Seguridad de la ONU donde empezará la batalla de un eventual programa de sanciones. Irán, en tal caso, podría tomar medidas drásticas, sin excluir la peor de todas, un abandono del Tratado de No Proliferación Nuclear. Con un centenar de centrifugadoras en marcha, ciertamente no puede Irán mantener un plan atómico inquietante, pero obtendría la satisfacción moral y simbólica (es decir, política) de poder decir sin mentir que está enriqueciendo uranio «en su suelo», a lo que el TNP le da derecho. Que tal cosa sea posible es, sin embargo, azarosa. Teherán no acepta ningún vínculo entre volver a la moratoria que observó más de dos años y la negociación de última hora en Moscú. Tal vez por eso el ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, ha dicho que «hablando francamente» no alberga muchas esperanzas de un acuerdo.

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