BURRO AMENAZADO
Frente de liberación de langostas
EN ESPAÑA, el Frente Popular trajo la república y envió la monarquía al exilio. En Inglaterra, las langostas se hacen a la plancha, tras cortarlas vivas en dos, o se arrojan al agua hirviendo para deleite de los comensales con euros. Ante estos hechos, ha nacido el Frente de Liberación de las Langostas, amigos de estos crustáceos que no se andan con chiquitas. Los pescadores del Canal de la Mancha se soliviantan, pues observan sus nasas cortadas, las ventanas de sus casas embadurnadas de sangre y el correo repleto de mensajes intimidatorios. Algún que otro barquichuelo se ha ido a pique, saboteado por los fanáticos de la langosta, y en las lonjas aparece esta misiva inquietante: -Ningún animal puede sacrificarse en pro de la gula, ninguna langosta viva será hervida y liberaremos todas la cetáreas, puesto que la vida marina es sagrada. Conocemos más al Peta, Pueblo para el Tratamiento Ético de los Animales, famoso por su manifestación sanferminera, medio en pelotas, en contra de los encierros de toros de Pamplona. Este grupo prefiere actuar en los restoranes y asesora sobre la mejor forma de entrar en el comedor, apoderarse de las langostas del vivero sin hacerles daño y llevarlas al agua marina adecuada para su nueva vida libre, consejos que internet divulga a los cuatro vientos. La polémica envuelve a los biólogos que, preguntados sobre si la langosta sufre al viviseccionarla, dudan en si el dolor es solo patrimonio de mamíferos evolucionados, rasgo de cualquier animal con sistema nervioso complejo o sensación indefinible que el crustáceo no padece. Hay psicólogos que afirman que el carácter depredador del hombre saca gusto añadido a conocer que su langosta ha sufrido para alimentarle, en goce sadomasoquista discutible. Los políticos españoles divagan sobre si es útil y noble tomar partido por la langosta, manjar que solo comen ellos y algún ricacho explotador, o si Cataluña es nación, comunidad o pueblo.