Diario de León

EL BALCÓN DEL PUEBLO

La presidencia de Caja España

Publicado por
JUAN F. PÉREZ CHENCHO
León

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CON MUCHA antelación respecto al calendario previsto, se ha abierto el debate sobre el futuro presidente de Caja España. Presidir la primera entidad financiera de Castilla y León es, sin duda, uno de los puestos más atractivos que existen en la Comunidad. La verdad es que el mandato del maragato Victorino González Ochoa ha constituido una etapa balsámica para la entidad, que anteriormente había atravesado otra tormentosa, en la que una consejera la mangoneaba desde Valladolid, un director general autista, que regresó a una entidad rival con todos los planes de Caja España en el bolsillo, y con un presidente que toleraba ese estado de cosas y autorizó una indemnización escandalosa. Sin embargo, en esta última etapa, Caja España dejó de ser noticia permanente de sobresalto para entrar en la normalidad. Si algo necesita el mundo del dinero es sosiego. Lo dicen los que lo tienen. Y Caja España lo ha conseguido. Ha entrado en la normalidad, esto es: servir a sus clientes, apo yar el desarrollo económico en las zonas en las que actúa y dedicar sus rentabilidades a la Obra Social y Cultural en beneficio de todos los ciudadanos. Parece ser que hay gente con prisa por proponer y discutir nombres como futuro presidente. Tiempo habrá para ello. No obstante, también parece claro que es necesaria una reflexión y consensos políticos sobre posibles incompatibilidades en la c omposición del Consejo del Administración. Por ética y estética, debe tenerse en cuenta si las entidades allí representadas, empresas y administraciones, pueden tener contraídas grandes deudas con la Caja, o si estando en el Consejo de Administración de Caja España, pueden tener relaciones privilegiadas con otras cajas de ahorro rivales. Sólo después de desgranar estos criterios debe comenzarse, a su debido tiempo, a hablar de nombres propios. Y si se alcanza el consenso sobre cualquiera de ellos, miel sobre hojuelas. Pero permítanme que cambie de asunto. Ya saludé la iniciativa hace meses desde este balcón. Por fin, mañana, día 4, será la puesta de largo en Barcelona de un nuevo partido político. Está impulsado por la plataforma «Ciutadans de Catalunya», cuya página web merece ser visitada con frecuencia. Este nuevo partido político, con la trilogía dirigente de Francesc Carrreras, Albert Boadella y Arcadi Espada, se define como de centro/izquierda y antinacionalista. Representa un soplo de aire fresco en el panorama político catalán, en el que la deriva nacionalista del PSC de Pasqual Maragalla había dejado huérfanos políticos a miles y miles de votantes, especialmente en el cinturón industrial de Barcelona. Unos votantes que no son de origen catalán, sino inmigrantes del resto de España. Sanear el panorama político catalán requiere más pluralidad y menos nacionalismo. Es lo que predicaba el viejo luchador ugetista, Rafel Pérez Fontano, que hizo no pocas incursiones en el mundo del periodismo y de la literatura. Murió ayer, cuando sobre León llovía mansamente. Sus últimos alientos, como ferroviario irredento, quizá se le escaparon por no ver la llegada del Ave a su ciudad.

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