Diario de León

DESDE LA CORTE

La disyuntiva de Rajoy

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FERNANDO ONEGA
León

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¿DE DÓNDE habremos sacado los periodistas que el Partido Popular iba a salir distinto de como entró en su fastuosa Convención? ¿Quién nos ha dicho que iba a sufrir una profunda transformación? Si les digo la verdad, no lo sé. Es de esas sensaciones que, sin explicación racional ni fuente citable, se instalan en la sociedad y se convierten en verdades irrefutables. Y así se produjo una cierta decepción. Como el partido no ha cambiado, ni los discursos dejaron entrever una nueva estrategia, ayer los periódicos contenían muchos lamentos porque no consiguieron ver confirmada la ilusión óptica de una moderación sacada a hombros por Aznar, Rajoy, Acebes y Zaplana, mientras Sarkozy bendecía la beatífica procesión. Vaya por Dios. El caso es que los dirigentes del PP escuchaban eso de viaje al centro y se sentían cómodos. Como piropeados. No es que el centro sea su espacio natural, pero es su espacio deseado. A ningún político le gusta que lo sitúen en la intransigencia. Lo que ocurre es que, cuando los dirigentes populares hablan a sus bases, éstas les aplauden si son duros y contundentes. Cuanto más aticen a Zapatero, y en las zonas donde más le duela, más les aplauden. Y eso marca mucho. A Ruiz Gallardón le aplaudieron poco cuando invocó la moderación. Los ataques a los socialistas fueron recibidos con fervor. En esas condiciones ambientales, ¿quién se atreve a hacer un discurso moderado? Sería un suicidio político. Sería convertirse en tibio, una herejía en cualquier convención de partido. De esta forma, del encuentro salieron cosas que parecen contradictorias: resoluciones muy avanzadas en lo social, frente a máximo acento conservador en lo político; eslogan de «hay futuro», mientras que se fraguó un clima de homenaje a las glorias recientes, pero pasadas, de José María Aznar; invocaciones a esa repetida moderación, mientras se anunciaba una gran dureza en la crítica al gobierno¿ La consecuencia es que continuará la crispación, porque ni el señor Zapatero va a cambiar su política, ni el PP va a dejar de denunciar que le parece un presidente a la deriva, sin hoja de ruta ni proyecto. Lo que ocurre es que nada de eso ocurre impunemente. A partir de esta fecha, Rajoy sabe dos cosas, con permiso de Zaplana, que dijo que sólo el modelo de Aznar permite ganar las elecciones. Rajoy sabe que, para mantener el partido unido e ilusionado, tiene que usar la contundencia. Hay mucho militante que le quiere ver como una clonación de Aznar. Pero sabe también que desde fuera piden otra actitud de su partido para traspasar la barrera que, aunque sea injustamente, le separa del centro. Esa es la disyuntiva que le han dejado en medio de aplausos y escenarios a la americana.

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