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León

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Comienza el profesor su «lección» sobre la hipocresía occidental, publicada en el Diario de León el 15-2-2006, con una falacia, intentando comparar el insulto de un alumno con la libertad de expresión. Esa comparación sólo se le puede ocurrir a un comunista ya que un insulto es un insulto y jamás será expresión de nada sino que es falta de educación o injurias, mientras que la libertad de expresión es un derecho constitucional garantizado en nuestro ordenamiento jurídico, que suele ser violado por los comunistas en cualquier acto político de los «malos», que solemos ser los que no pensamos como el profesor, sus juventudes comunistas y su doctor honoris causa en genocidio. A continuación el profesor se asombra que alguien defienda la libertad de expresión y pide que nos preguntemos con qué objetivo se nos fomenta el odio hacia el mundo musulmán. Con su imaginación desbordante el profesor se olvida de que alguien puede pensar que las caricaturas las publica uno o varios periódicos, cuando quiere y sin querer echar leña a ningún fuego, que si hay fuego ya se solucionará políticamente, es como si el profesor opinase que no hubiesen tenido que publicarse las imágenes del ejército inglés torturando a cuatro jóvenes iraquíes hace un año porque sería echar leña al fuego, el torturador ejército inglés dirigido por el socialista Blair no puede ser el malo de la película porque es de la camarilla de «izquierdas» como nuestro profesor sabelotodo. Profe, que fuegos y leña hay por todos lados entre los moros y entre los cristianos y no te digo nada con los tolerantes ateos. Lo que ya no me creo, profesor, es que crea exagerado y condenable quemar una sede diplomática. Me convencería que eso es así si condenase las quemas de conventos y de sedes políticas de signo distinto al PCE en la guerra 1936-39 aunque sea tarde y en estos momentos, he de decirle que el 20-11-2005, por darle sólo un ejemplo ya que todos los años sucede parecido, sus tolerantes ateos pintaron la iglesia de San Marcelo de esta ciudad con frases amenazantes de muerte y quemaron una corona de laurel y embadurnaron una plaza sin que usted publicase ninguna «lección» de tolerancia y respeto a la religión católica. No todos los musulmanes son nuestros enemigos, los fundamentalistas sí lo son, pero no por nuestra voluntad sino por su comedura de coco mahometana con sus arcaicas supersticiones en las que afirman sus ayatollahs: la guerra santa significa la conquista de los territorios no musulmanes. Y vuelve a errar el profe en su conclusión de que es el mundo occidental el que quiere imponerse al islámico ¿qué mundo occidental? ¿el socialista de Blair? ¿El comunista de Chávez, Castro y Morales? Profe, si el mundo islámico se resiste a dejarse dominar, el cristianismo también ¿o no? ¿o sólo deben resistir los que su libertad comunista diga? A ver si me invita usted a una de sus clases y practicamos un poco el diálogo y la tolerancia entre nosotros para que aprendan los alumnos, que por mi parte sí la hay, y después ya les daremos clases a Blair y a Mohamed VI. Jesús Prieto Olivera (Jefe Provincial de La Falange). El paso del tiempo, queramos o no, corre veloz y aun siendo así a mí me parece que fue ayer cuando nos dejaste, a pesar de haber transcurrido ya nueve años desde aquél fatídico 14 de marzo que, sin poder evitarlo, se ha instalado en mi corazón para siempre. Y por eso, una vez más la misma pregunta ¿cuánto tiempo es necesario para olvidar la muerte de un hijo? Por eso un año más, como todos, fiel a esta cita pues yo no concibo el olvido, porque sigo pensando que «sólo mueren aquellos a quienes se olvida» y tú, querido hijo, sigues teniendo tu parcela entre los que de verdad te hemos querido. Además este año quiero decirte que tus sobrinos Sergio, Laura y Nacho están preciosos y siguen creciendo con demasiada rapidez, y a mí esto me produce cierto respeto y miedo, pues en primer lugar dejan atrás la etapa más bella de su vida, pero sobre todo porque, según los tiempos que corren, en los que el odio, la violencia y el desmadre campean por su libertad, no sé cómo será el futuro que esta sociedad, enferma podrá ofrecerles en un mundo que parece haber perdido el Norte. Tú, Pedrín, desde ese cielo donde tienes que estar por tu gran corazón y nobleza, intercede para que todo esto sea transitorio y, al fin, sea posible el amor y la paz. Para ti, todo nuestro cariño, que harás extensivo a nuestra también inolvidable Piedad, a Manolo y a los abuelos, que también estarán a tu lado, hasta que un día podamos darnos el abrazo definitivo . María Paz Madrigal Tascón (León). R osa (En la edición diariodeleon.es).