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Publicado por
J.F. PÉREZ CHENCHO
León

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ES COMO UNA nueva mirada sobre León. Dicen algunos pintores -Vicente Soto, Paseo por la ciudad , en la sala Torreblanca- que a León se la redescubre en cada paseo. O en cada información, diría yo. Este periódico anunciaba en su primera página en su edición del pasado domindo que en la manzana interior comprendida entre las calles San Agustín y Ordoño II, se van a construir 160 viviendas, una galería comercial y un párking subterráneo de dos o tres plantas. Llevo viviendo aquí 36 años. Y lo he hecho con los ojos muy abiertos. Sin embargo, no podía imaginar que desde San Agustín a Ordoño II, fuera posible recoger con una horquilla de cemento y ladrillo un proyecto de esta naturaleza. En principio, parece correcto que estas manzanas interiores se ocupen y rellenen. El párking, de dos o tres plantas, será un motivo más para dejar en evidencia el error del aparcamiento de la plaza de la Inmaculada. Si ya estaba en el ojo del huracán con el proyecto diseñado para las antiguas cocheras de Fernández, ahora no se sostiene. Ahora bien, las 160 viviendas previstas parecen excesivas. Ese número de viviendas amenaza con la construcción de otra colmena como la que se está edificando detrás del chalé de los Fierro y que se ha convertido en una operación especulativa que tiene escandalizada a la mitad de la ciudad de León. La saturación y especulación urbanística no lo son menos aunque cuenten con muchas complicidades institucionales. Y en el caso de esta manzana entre las calles San Agustín y Ordoño II, no puede repetirse la operación de la calle Padre Isla. El Ayuntamiento de León no puede seguir actuando excepcionalmente a golpe de convenio y aprobando densidades abusivas de viviendas. El concejal leonesista Alejandro Valderas recordaba hace pocos días -lo hizo en rueda de prensa y el contenido lo reflejaron de manera inmediata todos los medios- que el Ayuntamiento de León ha echado mano con frecuencia, para este tipo de operaciones, de la coartada de museos que luego no se hacen. Papel mojado para reventar beneficios. Hay, sin embarg o, un museo de los previstos por el Ayuntamiento que no puede quedar descartado o en el olvido. Es el Museo Ferroviario. Debe formar parte del complejo derivado de la futura estación del AVE y del Palacio de Congresos. No debe dormir en el cajón del olvido por dos razones: La primera, por la tradición ferroviaria de León; y la segunda, porque cuenta con una Asociación de Amigos del Ferrocarril, cuyo «alma máter» es José Buenaventura Durruti, al que acompaña siempre una legión de entusiastas, como José Barea y otros muchos. Respiran y viven por y para el ferrocarril. Igual que fueron capaces de reparar y obligar a la locomotora Mikado a volver a toser sobre las vías, podrían hacer una labor magnífica en la realidad de ese Museo. Ver a la Mikado en funcionamiento, limpia y refulgente como la espada de un oficial, es como un revival de la memoria. Un motivo de júbilo para niños y adultos. Nos retrotrae a otros tiempos. Esa memoria ferroviaria debe mantenerse en León con el Museo Ferroviario.