Diario de León
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FEDERICO ABASCAL
León

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SON COMO niños. O, más exactamente, se comportan a veces como niños, pero como si jugasen con pistolas que carga el diablo y las dispara, por lo que algunos aspectos de nuestra democracia muestran inquietantes agujeros de bala, heridas institucionales más o menos abiertas. Al margen de eso, pierde competitividad la economía española por bien que marche, aumenta la inflación por su propia inercia, asaltan las playas canarias como marines de la miseria los subsaharianos hambrientos que se han librado del naufragio o de la deriva desatinada... El estatut, que tanto juego político está dando. La referencia del portavoz 'popular' Zaplana a los disfraces de la vicepresidenta Fernández de la Vega, por haberse fotografiado en un país africano con la indumentaria local, inspiró a las diputados socialistas y de IU el inmediato abandono del hemiciclo contra un machismo intolerable. Zaplana preguntaba por algo relativo al 'estatut', pero no debió resistir la tentación de intentar lo que no logró: poner en ridículo a la vicepresidenta interpelada. Las parlamentarias de izquierda se rasgaron las vestiduras, y el dirigente del PP, las narices. El líder parlamentario del PP hizo mal pidiendo a Fernández de la Vega que se disfrazara alguna vez de vicepresidenta, pero las diputadas ofendidas procedieron a un abandono de escaños que sólo ha merecido división de opiniones. ¿Y de qué forma moderada ha reaccionado el PSOE? Pues nada menos que exigiendo que Zaplana pida excusas a la vicepresidenta, pero no tanto a la vicepresidenta como «a todas esas mujeres que están sufriendo en Sudáfrica, que están combatiendo la miseria, que están combatiendo la vejación.... disculpas a todas ellas». Ayer salieron en defensa de la Justicia y de la fuerzas policiales el fiscal general del Estado, Conde-Pumpido, y el hombre del Gobierno para ayudar a las víctimas del terrorismo, Peces-Barba, que afirmó que la independencia judicial está sufriendo ahora el mayor ataque en la breve historia de nuestra democracia. Pero Zaplana no se sentía aludido y contraatacaba ayer diciendo que su partido se limita a pedir aclaraciones y la respuesta es que está atacando a las instituciones. Y se preguntó: «¿Nos apuntamos a la doctrina oficial de que quien se aparte de esta especie de régimen en el que nadie puede decir lo que piensa porque sale fuera del sistema?». Por todo ello, que se porten en sus enfrentamientos como niños, o con la irresponsabilidad de la los niños, pero cara a cara, sin disparar al pianista ni a las instituciones, que deberían servirles de decorado respetable e intangibles.

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