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Publicado por
BERNARDINO C. GONZÁLEZ-HALLER
León

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LOS PARTIDOS ya han comenzado a estudiar la estrategia electoral. Si en todo fueran tan eficaces cómo en las campañas, estaríamos encantados. Comenzar una campaña electoral es una operación paradigmática: Hay que convencer a los no convencidos y a los indecisos. Para ello, los partidos derrochan dinero en publicidad y los candidatos energía. Salen de los despachos, van a los mercados, besan a las vendedoras, abrazan todo el que encuentran. El candidato se presenta ante los electores como el buen padre, como el que lo sabe todo, lo resuelve todo. Su partido juega el papel de la buena madre: es recinto casto y puro, en su cuerpo sólo penetra el buen padre. Los militantes, hijos de la buena madre, deben cerrar filas y hablar bien y mucho del buen padre. Los expertos en marketing electoral diseñan la imagen. Él se presentará ante el público como incorruptible, esto es, como ejemplo en moral, dispuesto a sacrificarse por todos. Los ciudadanos, durante la campaña, no saben sí los candidatos les están contando una novela de ciencia-ficción o si les están anunciando un futuro, qué puede ser, pero qué nunca será, porque al día siguiente de meter el voto en la urna, de una u otra forma, unos más que otros faltan a la palabra prometida. Consecuencia: debilitan la lógica del sentido democrático y humillan a los electores. No es ético hacer teatro en política y, al mismo tiempo, ponerse de acuerdo para cuestiones personales. En 1978 iniciamos el camino de la democracia formal, han pasado 28 años, han gobernado la izquierda y la derecha, pero no han tenido voluntad de modificar la ley electoral, para tener listas abiertas, acabar con los tránsfugas y avanzar hacia la democracia real. La libertad de elegir es restringida, porque elegimos a los elegidos por los que mandan en los partidos y no a los mejores. Esta es una de las razones por las cuales se ha debilitado la democracia y llegan oportunistas al poder. Gobernar bien no es hacer aparcamientos ni rotondas ni vender el suelo público para pagar deudas evitables. Gobernar bien es prevenir los problemas, porque es más barato que resolverlos, y más gratificante para los ciudadanos. Preveo, tal como está el clima, una precampaña larga y agresiva. Lo que necesitamos es información cualificada, no broncas ni confusión. Ejemplo: Marcelo Alonso, PSOE, entre otras cosas, ha dicho públicamente: «la Diputación se ha convertido en una agencia inmobiliaria, un club financiero ...». Eso no es informar; debe, si puede, hablar claro y decir a quién y cuánto.

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