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Publicado por
PANCHO PURROY
León

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SE CUMPLEN 345 años de historia de la Royal Society y su presidente, Lord May, antiguo director del área de asesoramiento científico del gobierno británico, anuncia tiempos difíciles por el fundamentalismo que entorpece la búsqueda de soluciones científicas. Para empezar, expone el conflicto entre dogma y ciencia en la propagación de enfermedades de transmisión sexual. Las campañas de algunas religiones contra el uso del condón para prevenir el sida, generan una distorsión intencionada de la realidad, desastrosa en buena parte de África. El culto Lord May afirma: -Los valores fundamentales de la Ilustración que sirven de base a la Royal Society -cuestionar e indagar, sin inhibiciones y libremente, de forma abierta e imparcial, la libertad individual y la separación Iglesia-Estado- se ven seriamente amenazados por el resurgimiento del fundamentalismo, tanto en Oriente como en Occidente. Además del conflicto fundamentalista con la sanidad, expone el problema de la pesca, como abismo entre la identificación del problema y la acción eficaz. Hoy, en muchos océanos, el pescado disponible representa menos de una décima parte del que se capturaba antes de la pesca industrial. En vez de reducir la sobreexplotación, los actores de las ganancias inmediatas se amparan en incertidumbres imaginadas que no han captado los ictiólogos. Recuérdese como el colapso anunciado de la pesquería de la anchoa cantábrica fue tildado de exageración, pero no ha ocurrido ningún milagro que de la razón a los esquilmadores del bocarte, modernos piratas del mar. Otro tema comentado es la emisión de gases de efecto invernadero. La ciencia muestra la necesidad inmediata de reducirlos, pero, a nos ser que todos los países actúen de forma equitativa, los virtuosos se verán desfavorecidos económicamente y sufriremos la inacción de los pecadores. Menos púlpitos ocupados por imanes y clérigos cantamañanas y más atención a la ciencia.