No al botellón
Ejerciendo mi derecho a réplica al contenido de una carta firmada por Manuel Cebrián Álvarez y publicada el 12/03/06 en la sección La Opinión del Lector en la que se me citaba y menoscababa mi prestigio profesional y hasta personal, así como el de la entidad para la que presto mis servicios, quiero desenmascarar la actuación del señor Cebrián que pretendió pasarse de listo y obtener un beneficio ilícito en una operación de tan escasa entidad como es la reposición de un microondas. Efectivamente el señor Cebrián dio parte a la compañía aseguradora de que el horno se le había estropeado y ésta, sin exigirle demostración de la causa a pesar de que los electrodomésticos que devienen inservibles por el uso no tienen cobertura de seguro, le comunicó que se le repondría otro de similares características, pero hete aquí que el buen señor, llegados a este punto y vistas las facilidades que la aseguradora le daba, intentó meter gato por liebre y pretendió que se le abonara el precio del microondas más caro del mercado y ello sin soporte no ya de la factura del estropeado sino sin dato alguno de marca y modelo para poder evaluar su precio. Al buen señor se le estropeó un modesto utilitario y pretendió que le repusieran un lujoso Mercedes. No, facilidades sí, enriquecimiento injusto no. Las cosas en su justa medida y ello abarca el buen nombre y buen hacer de las personas y entidades. M.ª Concepción García Gutiérrez Elena (León).