La actualidad en tres dimensiones

DEBO ser masoca. El mayor ejercicio de paciencia, tenacidad y tolerancia intelectual creí que lo había agotado cuando me decidí a leer El péndulo de Foucault , de Umberto Eco, novela editada para recoger los enormes dividendos de su prodigiosa El nombre de la rosa . A golpe de sueño, logré terminar su lectura. Y autofelicitarme: después de esa flagelación, sería incapaz de cualquier tarea. Y vaya que sí. Ahí está el Estatut de autonomía de Cataluña. Miles y miles de páginas en periódicos, horas y horas en tertulias radiofónicas y parlamentarias, la intemerata. Y todavía sigo esa actualidad sin que salten todas mis alarmas. La criba del Estatut está en la Comisión Constitucional y no hay día que no nos den la matraca. Yo creo que lo mejor que le puede pasar al Gobierno, y también al PSC, es que el nuevo Estatut de autonomía de Cataluña salga de las Cortes con el voto en contra del PP y de ERC. Cuantas más bravatas suelte Carod-Rovira; cuanta más insistencia haga Mariano Rajoy para pedir su anulación, más importante y más conveniente para la credibilidad del propio Gobierno será que no voten el Estatut. No ahora, en las Cortes, sino también en el referéndum previsto para junio. De esa manera, los nacionalistas más radicales sabrán que la estrategia de tensiones y órdagos, sólo les producirá frustración a ellos mismos. Pero quiero olvidar los permanentes sobresaltos del Estatut. En Cataluña, a lo que se ve, sólo el Barça está en plenitud. Aquí, fijando la mirada en Castilla y León, el consejero de Economía, Tomás Villanueva, ha adelantado que hay siete empresas que han decidido su ubicación en el Parque Tecnológico de León. Otras 22 han mostrado su interés por el mismo. Lo están pensando. Es una gran noticia. Una noticia que exige a todos los actores políticos, empresariales e investigadores cerrar filas alrededor del Parque Tencológico para que sea una realidad lo más rápido posible. Por eso mismo, ha de acordarse ya su ampliación con una tercera fase. Es la mejor manera de poner de relieve la confianza y el apoyo institucional, económico y universitario. Y antes de entornar mi particular balcón del pueblo, he de vocear lo que se me antoja como una joya político/periodística: el alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva, como el de Salamanca, Julián Lanzarote, es uno de esos ejemplares que aún quedan en el PP. De la Riva, además de mostrarse despectivo con León, es conocido por sus malos modos con los demás partidos políticos. También por ser el ginecólogo de Ana Botella. Ayer se ha sabido que su jefe de Gabinete envió correos electrónicos desde el Ayuntamiento pucelano en los que criticaba al Rey, injuriaba al presidente Rodríguez Zapatero y al Gobierno entero, y elogiaba al destituido general Mena por sus manifestaciones anticonstitucionales. Este jefe de Gabinete, de extrema derecha, hijo de «Fachadolid», debe ser destituido «ipso facto». Pero también el corregidor de Valladolid debe explicar cómo puede tener de máximo hombre de confianza a un personaje con semejante ideología.