Diario de León

DESDE LA CORTE

Pedir perdón por Irak

Publicado por
FERNANDO ONEGA
León

Creado:

Actualizado:

EN LA amable e inagotable trifulca que se traen los socialistas y el PP sobre todo lo que se mueve -con excepción de los asuntos que afectan a la calidad de vida del ciudadano-, asomó estos días la guerra de Irak. Los portavoces más frecuentes de ambas fuerzas políticas, José Blanco y Eduardo Zaplana, se liaron en sus habituales tortas dialécticas. El uno, para reclamar al PP que pida perdón por haber colaborado. El otro, para reprochar al PSOE que utilice ese argumento para disimular sus problemas de gobierno. No pasa nada. Es el tercer aniversario de la invasión, y nuestros políticos lo celebran y debaten a su manera: tirándose los trastos internos a la cabeza. Sin embargo, cada mañana, el espectáculo político nacional, produce la sensación de que el único asunto que mueve la unanimidad de todos los partidos es en su sueldo. En Galicia, por ejemplo, las tres fuerzas que salieron de las elecciones -PP, PSOE y BNG- aprobaron sin fisuras subirse el sueldo de diputados. Un 10 por ciento, para que el porcentaje sea redondo. No hubo ni un escaño de oposición, si exceptuamos la liviana crítica del presidente Touriño. Pero, una vez mejorada la capacidad adquisitiva de sus señorías, tan deteriorada como la del contribuyente que les paga, volverán a la discrepancia. Ahora, como digo, tocó el tema de Irak. Si no fuera por eso, sería el Estatut. Y si no fuera el Estatut, sería la política antiterrorista. El caso es tener mucha munición para descargarla contra el adversario de forma persistente. Sobre eso descansa, es un decir, la actualidad política de este país. José Blanco, que es uno de los mejores analistas de partido de este país, quizá apunte bien; pero, ¡hay tantas cosas por las que pedir perdón¿! Todos los gobernantes tendrían que pedir excusas por los desaciertos de gestión, por lo mal que emplean los impuestos, por el dispendio, por los problemas en que nos meten, o por la falta de soluciones imaginativas. ¿Y por la guerra de Irak? Ese perdón hay que pedírselo a los iraquíes: se les libró de un dictador, pero se les condenó a una guerra civil. Lo que tenemos que hacer aquí es tomar nota de aquello y recordar qué ocurre cuando se menosprecia a la opinión pública o se la confunde con simples ganas de algarada. Lo importante de la opinión que entonces se manifestó contra la guerra no es que haya sido manejada por alguien, como suele decir siempre el poder. Lo importante es que tenía razón. Una especie de sexto sentido le decía que aquello era un gran error, y se despreció su dictamen. La guerra que sigue, pero de forma diferente, ha venido a demostrar que los pueblos pueden ser manejados; pero al final suelen acertar. Apliquen eso a las protestas de hoy.

tracking