Diario de León
León

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EL ANUNCIO de ETA de alto el fuego permanente es el mayor bombazo informativo en los cuarenta años de historia de la banda terrorista. Muchos compañeros apostaron cenas sobre la fecha del fin de ETA desde que Zapatero insinuó que podría dejar la lucha armada. El órdago estaba echado. El asunto era lo suficientemente grave como para jugar de farol. Parecía claro que llevaba buenas cartas. Zapatero es, sin duda, un hombre tocado por la suerte. Está siempre en el momento justo, en el lugar adecuado. Así se explica, en parte, su fulgurante carrera política. Pocos creyeron que saldría elegido secretario general del PSOE; y lo logró, por cuatro votos. Las últimas elecciones generales las daban por perdidas, excepto él, desde la cúpula hasta el último militante socialista, y no digamos las encuestas. Las reiteradas mentiras del PP en torno a la autoría del fatídico 11-M dieron el vuelco en las urnas. Otra vez volvía a tener suerte. El PP desató entonces una política de acoso y derribo. Centró su oposición básicamente en torno a dos puntos: el Estatut y ETA. Cuando el Estatut parecía condenado al fracaso, CiU le dio un espaldarazo. Otro golpe de buena fortuna. Zapatero ha gafado todas las estrategias de Rajoy, quien proyecta una imagen de mal perdedor. Todo hace augurar, si prosigue la racha, que la reelección de Zapatero está asegurada; esta vez, por una cómoda mayoría. Y es que Aznar pasará a la historia por la foto de las Azores. Zapatero, en cambio, por acabar con ETA. La diferencia es obvia...

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