Lidiar morlacos

VAYA POR delante: Rafael Pérez Cubero, concejal de Régimen Interior del Ayuntamiento de León, está en mi nómina de amigos entrañables. Una amistad honesta y limpia fraguada desde mi etapa en «La Hora Leonesa» y la suya como médico en Matadeón de los Oteros. Como amigo entrañable que es, también tiene probada su fidelidad de lector de este balcón, como lo demuestra en algunas cartas al director y en la «Tribuna» de ayer. Estoy de acuerdo con algunas afirmaciones suyas. Con otras, no. Su «Tribuna» adolece, sobre todo, de muchas omisiones porque no ha consultado el expediente administrativo del Aeropuerto. No ha podido consultarlo porque no está en el Ayuntmaiento, sino en la Diputación Provincial, que ha llevado todo el peso del proyecto. En ese expediente administrativo se pueden aclarar perfectamente las discrepancias sobre los hechos que pudieran suscitarse. Ahora bien, lo principal de mi artículo ha sido ya contestado por el concejal de Hacienda, Paco Saurina, cuando ayer afirmó que el Ayuntamiento no debe abandonar el Consorcio y ha de establecerse un plan de pago de la deuda. A Pérez Cubero le honra su fidelidad política a Mario Amilivia en estos tiempos turbulentos dentro del PP y cuando el corregidor no se encuentra en su mejor momento. Pero pongamos el acento en temas más importantes: Hay que alegrarse por todos, y también por el Partido Popular en particular, de que Mariano Rajoy, con respecto al alto el fuego permanente de ETA, haya optado por el discurso y posicionamiento de Gabriel Elorriaga, Jaume Matas y Alberto Ruiz Gallardón, en lugar de seguir los discursos paranoicos de Vidal Quadras y de Mayor Oreja, o la notoria desorientación de María San Gil. Cerrando filas todos los demócratas, debemos intentar que no se pierda una oportunidad de acabar con el terrorismo. La oportunidad está ahí. Déjennos gozar de la esperanza. En todo caso, si no saliera, que nadie pueda decir que las instituciones democráticas y los partidos mayoritarios no pusieron de su parte todo lo que podrían poner dentro de la legalidad constitucional. Y por si fueran pocos todos estos toros que ventean en la política local y española, el presidente Rodríguez Zapatero lidiaba ayer en Viena, dentro de la Cumbre europea, con el morlaco de la Opa a Endesa. Este lenguaje taurino le gusta a Pérez Cubero, lo sé. El Cossío es su gran diccionario. El principal argumento con el que Rodríguez Zapatero defendió la posición del Gobierno español es absolutamente irrefutable: ¿Por qué España va a defender menos un sector estratégico, como es la energía, de lo que lo hacen Alemania, Francia e Italia?. Bueno, pues después de los nuevos poderes otorgados a la Comisión Nacional de Energía, que ayer se reunió en León, el mercado energético español sigue estando más liberalizado que lo está, por ejemplo, el alemán. La canciller Merkel manifestó que estaba a favor de los «campeones europeos». Se le olvidó añadir: Siempre que sean alemanes