¿Quieren aooooo?

¡PERAS de los árboles, patatas de la tierra...! El tendero ambulante Amado Parapapí se pateaba los pueblos de la línea divisoria provincial por el sur y deleitaba a sus potenciales clientes a viva voz con los fardeles llenos. Tuve noticia de este personaje, que seguramente representa a todo un universo de mercaderes rodantes, hace varios años en Gordoncillo y siempre me lo imagino expandiendo su vozarrón por las calles de tierra del pueblo, mientras las puertas de las casas, de adobe y tapial, se abrían para acudir a la llamada. El ama recogía el mandil entre las manos y salía al encuentro. Cuando el otro día vi al consejero de Economía de la Junta «vendiendo» en León el programa de seguridad y prevención de riesgos laborales, entre niños y niñas de uniforme, me vino a la cabeza la dignidad del vendedor ambulante. El programa en el que tanto entusiasmo parecía poner Tomás Villanueva cuenta con una mascota marioneta que sirve para mejor ilustrar a los niños y niñas sobre los peligros que «acechan» la escuela. Una encomiable iniciativa. Sería bueno que los consejeros ambulantes, tan preocupados por la salud e integridad de los niños y niñas, evitaran que los colegios que se conviertan en puntos de propaganda de productos varios en atractativas maletitas de cartón con el sello de material pedagógico. Macarrones liofilizados, gelatina, crema de chocolate y revistas seudocientíficas sentando cátedra sobre la tendencia natural de las niñas a jugar con muñecos desde pequeñas por lo mucho que les gusta cuidar a las demás y la, no menos natural, de jovencitas de desorientarse en cualquier paraje. Malos comienzos para luchar contra la obesidad y contra la desigualdad perpetuada entre hombres y mujeres por la socialización durante siglos. La maletita fue un «obsequio» que nuestras hijas e hijos recibieron en algunos colegios. Se ve que no habían puesto en marcha el programa de prevención de riesgos en la escuela. Al menos, Amado Parapapí preguntaba a voz en grito: «Quieren aoooooo?.