LA BRÚJULA
Olvidos imperdonables
EL DÉFICIT cultural que ha padecido este País durante largos decenios había encontrado un paliativo valioso al socaire de los escasos Maestros que habían sobrevivido después del gran maremagnun de aquello que Jaume Vicens Vives llamaba la Guerra de los Tres años. Por ello -en la alforja de mis recuerdos- he de rendir homenaje a aquel gran historiador que fue don Luis García Valdeavellano y Arcimos. Allí, en la para nosotros hoy lejana U niversidad de Barcelona, aprendimos a conocer y amar la historia de León y de los leoneses; una historia totalmente distinta de este conglomerado viscoso que pretende ofrecer un producto vallisoletano según el cual habría existido en la España medieval una entidad «castellano leonesa». Resultó claro, pocos años después, que las acertadas visiones de Anselmo Carretero eran «políticamente incorrectas». ¡Qué suerte han tenido y tienen muchos dado que son la supuesta «incorrección» esconden su vitalicia ignorancia!. Y no puedo dejar el tema porque creyendo con Carlyle que la Universidad, y la cultura superior, son ante todo «una gran colección de libros» he buscado la obra magistral de uno de los dos grandes historiadores españoles, y me refiero claro está a quien reposa para siempre en la Catedral de Álava, don Claudio Sánchez Albornoz que en tiempos no tan remotos brindó a los leoneses y también a los españoles una joya no superada: La vida de León hace mil años . ¿Cuánta gente en este país, sobre todo en Madrid y en Cataluña han aprendido lo que era la vida cotidiana de las urbes en desarrollo como un León en plena juventud? Por raro que parezca, un libro que debería ser obligatorio en segunda enseñanza, en una Universidad, y en el bagaje de cualquier ciudadano amante de la polis en la que ama sufre y espera. Resulta paradójico que deba ser un recién llegado a León el que se vea inducido a obturar los numerosos huecos del escudo cultural, una disposición que en las urbes culturales prestan las instituciones. A mí, después de tantos años, tantísimos años de ejercer la profesión incomoda del provocador intelectual no se me caen los anillos de decir el «Rey está desnudo». Existen realizaciones de difícil contestación: ser leonés y no haber hecho nada para que los jóvenes leoneses dispongan de esta joya que legó a León el gran historiador don Claudio Sánchez Albornoz. Quisiera terminar diciendo que hay deudas que con los grandes próceres no se saldan, como es rotulando una calle, generalmente estrecha.