Los perfumes de Barcelona (3)

ETA ha anunciado un alto el fuego permanente que entró en vigor ayer. Sea cual sea la interpretación, no es en sí una mala noticia. Pero un asunto de tal trascendencia no puede ser analizado sin la suficiente perspectiva, así que por una vez voy a seguir a Rubalcaba, quien aconsejaba extremada prudencia en la valoración y voy a esperar una semana para pronunciarme. Estas cosas, mejor en frío. Hoy conviene hablar de lo que ya se puede valorar. Según lo aprobado en la comisión del Congreso, Cataluña se define en el proyecto de Estatuto como nación y como nacionalidad. Al no llegar a un acuerdo, los sesudos diputados -que no juristas- han decidido dejar en dicha ley términos contrarios y opuestos. Según la Constitución, nación no hay más que una que es España, aunque reconoce la existencia de nacionalidades que no se especifican. En 1978 se condescendió con esto y ahora sufrimos las consecuencias, así que no quejarse. Los cocineros de Barcelona deben estar ebrios de placer, porque sin legitimación alguna para proclamar nación a Cataluña, el despropósito se refleja en el Estatuto por concesión del presidente del Gobierno. Y encima no se lo agradecen. Un tal Carretero, apellido poco catalán pero consejero de gobernación de los de Carod, ha tildado a Zapatero de españolista y demagogo, ¡toma nísperos! Maragall ha pedido que rectifique, el conseller le ha hecho la cuchufleta y el jefazo Carod ha advertido que si lo cesa, le planta al gobierno una moción de censura, a pesar de que allí tiene nada menos que cinco consejeros o sea, que se van a censurar a sí mismos. Maragall a tragar, diciendo que acepta unas excusas que nadie le ha presentado y Carod no votando su propio Estatuto. Se les han debido subir a la cabeza los efluvios del bajo Llobregat, porque de otra manera no se entienden los despropósitos que se siguen como una reacción en cadena. Esto pasa por prometer lo que sea a quien sea, y por jugar a aprendiz de brujo con cosas que luego no se pueden controlar, señor presidente. No creo que luego el Tribunal Constitucional tire los artículos más señalados del Estatuto. Ese marrón se queda para el resto de los españoles, que pasaremos a ser de segunda mientras los de primera se quedan con el santo y la limosna ¡bien por Zapatero! Producen estupor las declaraciones del Fiscal General don Cándido, quien pide campechanamente a Rajoy que no se meta con él y le deje trabajar sin injerencias de los políticos. Estos socialistas exigen a la oposición todo lo que ellos no hicieron entonces, cuando pedían la dimisión del Fiscal Cardenal algo así como tres veces al día. Pero es que don Cándido se entiende muy bien con unos políticos y no con otros; lo que dice a veces da miedo. Y un apunte local. Hoy por hoy son inútiles las polémicas sobre si el AVE llegará a León en el año 2008 o no. Eso no admite discusión: esperemos a que el primer tren con viajeros llegue. Si llega después, Rodríguez Zapatero no cumplió con su tierra en esto, si llega antes sí. Pero llegar es llegar el tren con los pasajeros, no planos, tuneladoras ni otros materiales de vía y obras. El enigma de hoy: en las situaciones que exigen dar la cara es cuando se ve el temple del que manda.