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DESDE LA CORTE

Manos arriba: un atraco muy honorable

Publicado por
FERNANDO ONEGA
León

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¡OTRA VEZ la financiación de los partidos! Pero esta vez el escándalo surge por una medida singular: la «mordida» que Esquerra Republicana de Cataluña les pega a los sueldos de sus cargos de confianza en el gobierno catalán. Como el lector conoce, esa mordida llega al 20 por ciento de sus salarios y se utiliza para financiar el partido. ¿Ilegal? No lo parece: Esquerra no roba a nadie, ni mete la mano en las arcas públicas; simplemente obliga a esas personas libremente designadas a que donen ese porcentaje. Y, como son cargos de confianza, tampoco lo pueden considerar una extorsión: sólo es la aplicación del principio de «amor con amor se paga». O, dicho en hipotéticas palabras del perceptor, a tal sacrificio económico los donantes le podrían aplicar un beatífico «Carod me lo ha dado, Carod me lo ha quitado, bendito seas por siempre, Carod». Ocurre, sin embargo, que los sueldos percibidos por esos funcionarios son pagados por todos los contribuyentes. Entre ellos figuran, por ejemplo, los que militan en el PP o el PSOE y ahora ven cómo parte de ese dinero se destina a financiar actividades como arrancar hojas de la Constitución. Ocurre que ese «donativo» no es voluntario, sino que se hace obligatorio con amenaza de cese por falta de lealtad. Y ocurre que, aunque la donación no sea ilegal, tampoco es legítima: es inmoral, propia de sectas, y otorga ventaja a quien ocupa el gobierno sobre quien se queda en la oposición. Siendo esto de una notable perversión, casi es peor el indicio que muestra: la tendencia a considerar la Administración como territorio de caza. Quien considera a los cargos públicos como unas personas obligadas a contribuir a las finanzas de la causa, está a un paso de considerar a toda la Administración pública que controla como algo al servicio del partido. Quien busca fondos por esa vía, es bastante probable que trate de ocupar el mayor número de cargos, porque sabe que así resuelve situaciones personales y salva la salud económica del partido. La conquista del poder no serviría sólo para poner en práctica un ideario y un programa de partido, sino para arreglar sus problemas financieros. En definitiva, algo aberrante y fuente de sutiles corrupciones. Por ejemplo, considerar a los funcionaros que no pagan como adversarios. Esa es la perversión del invento. Si ustedes me preguntan por qué me ocupo de esto en un territorio donde no existen esas prácticas, que se sepa, es con una sola intención: que nadie vaya a caer en el mismo pecado. Porque estas cosas ya se sabe cómo funcionan y en qué desembocan: se reciben con escándalo, se justifican porque tampoco son un latrocinio a la comunidad, y se acaban asumiendo como comportamiento normal.

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