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León

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No sé de qué datos dispone para afirmar que sólo quedan unos pocos que recuerden y conozcan a las víctimas republicanas de la guerra civil. Yo quiero decirle señor Balboa que pertenezco al Foro de la Memoria y en las asambleas de familiares se llena la sala. Y acérquese a mi tierra, la Tercia y Arbas, hable con la gente e infórmese. En absoluto comparto su opinión de que estas víctimas pertenecen ya a la Historia. Yo no viví la guerra, pero conozco la tristeza y el silencio de mi familia, y el recuerdo siempre vivo de nuestros seres queridos, y quiero decirle que no podemos ni vamos a permitir que sean llevados de nuevo al olvido. Sólo nos queda su recuerdo y el fuerte deseo de reivindicar su memoria y su dignidad como personas nobles, que en un momento crítico de nuestra historia supieron defender las ideas de libertad, democracia y solidaridad dentro de la legalidad constitucional. Ellos también son víctimas y víctimas olvidadas, lo que hace doblemente doloroso su recuerdo. Nosotros, su familia, todas las familias, aceptamos y entendimos la transición, pero ahora después de casi setenta años, y consolidada la democracia en nuestro país, creemos que ha llegado el momento de honrar su recuerdo y devolver sus nombres a la historia. Y sólo nos mueve este deseo positivo de vindicar su vida, sus actos y sus ideales, de reconocer su contribución a las ideas de progreso y democracia, y de que no seamos, ellos y nosotros, una vez más, castigados con el olvido. María Pilar Viñuela Molina (León). Soy vecina de la calle Ramón y Cajal, de la ciudad de León, y siento la necesidad de testimoniar el dolor que experimentamos los que en ella tantas veces nos cruzamos, saludamos y charlamos con un gran ser que, silenciosamente, se nos ha ido. La muerte le sorprendió a las puertas de su casa y caprichosamente en dicha calle que ahora percibo enlutada. Cuesta mucho transitarla ahora, don Pascasio. Extrañamos su sonrisa, su buen hacer y su cara de bonanza. Todos los que aquí vivimos agradecemos la oportunidad extraordinaria de haberle tenido entre nosotros y ahora sólo nos queda esperar, pues el cielo es su morada, para volver a ser siempre vecinos allá, cuando la muerte nos presente su llamada. ¡Descanso y paz, señor Conde! Puri Campillo (León). V aldebeijón (En la edición digital diariodeleon.es).

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