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DESDE LA CORTE

Marlaska, Otegi y la conspiración

Publicado por
FERNANDO ONEGA
León

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EL CASO Otegi, que desembocó en la decisión judicial de ampliar la cuantía de su fianza, en vez de meterlo en la cárcel, ha estado mal administrado. Mal gestionado. Todo empezó con las palabras del Fiscal General, Conde-Pumpido, --de quien, para que no haya dudas, me proclamo defensor-cuando anunció que la fiscalía iba a pedir la prisión. Si hubiera sido más cauto desde el principio y hubiera dicho que esperaban a escuchar al imputado, no habría ocurrido nada. Pero, como anunció eso, todo el mundo entiende que ha cambiado de opinión. ¿Y por qué ha cambiado? Elemental: por el alto el fuego. Segundo escenario: el del juez Grande-Marlaska. Le hizo una «judiada» a Batasuna. La obliga a pagar tres altas fianzas en vez de una. La fuerza a sacar de la cárcel a tres imputados, y no sólo a Otegi. Pero, vistas sus actuaciones anteriores contra Batasuna, todo el mundo daba por seguro que metería a Otegi entre rejas de forma incondicional. Al no hacerlo, también parece que se rindió a las circunstancias políticas y cambió su criterio. Ya tenemos el lío organizado. Incluso antes de conocerse la decisión, el PP, por boca de Ignacio Astarloa, arremetió contra el Fiscal y consideró la petición de fianza como una primera ruptura del pacto entre Zapatero y Rajoy. Inquietantes análisis. Un paso más, y estaremos en la convicción de que la Justicia es manejable por la política. Este cronista se pregunta: oigan, ¿por qué no aceptamos lo más sencillo, que es pensar que Otegi o su defensa convencieron al juez? ¿Por qué? Porque el análisis también está condicionado por el ambiente; porque vivimos en la sospecha, y porque nos condiciona la teoría de la conspiración. Todo lo que ocurre, incluso una decisión judicial, puede ser fruto de conspiraciones externas. Lo peor es que este tipo de insidias nos acompañarán durante todo el tiempo que dure el proceso de negociación. Por lo que escuchamos del PP, va a ser la fuerza política vigilante. Pero no de la ortodoxia, sino de que las decisiones se ajusten a sus ideas. Cualquier medida que se adopte en los tribunales o en la administración penitenciaria estará condenada por ese partido a ser presentada como una concesión al margen del Estado de Derecho y como un deterioro de la Justicia. Por hoy nos limitamos a anotar ese peligro. La decisión sobre Otegi puede ser la punta del iceberg que viene. Y veremos cuál es el impacto popular, porque si algo quiere gran parte de la sociedad española, no es ver al líder de Batasuna pagando fianzas. Lo quiere ver como decía Aznar: pudiéndose entre rejas. Todavía no alcanzamos a entender que un juez es igual juez cuando aplica la ley con espíritu indulgente, que cuando lo hace con el máximo rigor.