Hacia el armisticio

DECÍAMOS hace unas semanas, y nos ratificamos, que la preferencia absoluta, cuando el siglo XXI sólo ha empezado cronológicamente, es preservar las vidas de las víctimas potenciales del terrorismo, pues las efectivas son irrecuperables. El anuncio etarra de un alto el fuego permanente supone una gradación más. Las treguas son provisionales, pasajeras. El alto el fuego significa un compromiso mayor y, si es permanente, una voluntad de no interrupción. La fase previa al principio del fin -pues, como dijo Churchill, estamos en el fin del principio- sería el armisticio. Este estadio precede a la paz, previo pacto. La cual equivale a que se convendrá la entrega, y eventual destrucción, de las armas. Aunque también, inevitablemente, la reconstrucción del escenario. No se trata de hacer concesiones a la endémica banda armada. Se trata, parafraseando a Clausewitz, de la continuación del contraterrorismo por otros medios. A condición de seguir inequívocamente la vía única de la paz. La izquierda aberzale, porcentaje significativo del electorado vasco, tiene derecho a reivindicar democráticamente la autodeterminación, e incluso la independencia.. Mandarían entonces, como corresponde a un Estado de derecho, las leyes: las urnas.