Agravios
El pasado día 9 de marzo de 2006 falleció en la Comunidad de H.H. Maristas de León, el Hermano Antonio Fernández Suárez. Había pasado gran parte de su larga vida en el colegio San José y falleció como había vivido: silenciosamente y procurando molestar lo menos posible, porque él estaba hecho sobre todo de sencillez, silencio y laboriosidad. Ha muerto un hombre esencialmente bueno, entregado en cuerpo y alma durante décadas a la vocacional personal y congregacional de la enseñanza. Hijo de tío Víctor y de tía Ángela, Antonio nació en Irede de Luna el 21 de junio de 1921 y, como el común de las gentes, allí nacidas han de ser necesariamente valientes, austeras y sacrificadas. De niño fue pastor, uno de los oficios más asequibles en el pueblo, donde además de río y montañas inmediatas, existía una pequeña iglesia y una gente de honda raigambre cristiana. También fue pescador de truchas en el río de Irede y en el Luna y muy pronto aprendió a rezar: del contacto con las montañas y con los ríos le brotó una profunda vocación defensora de la naturaleza, que llegó a arraigar en él con la fuerza de su verdadero apasionamiento; y a la sombra de la iglesia y el religioso ambiente de su hogar encontró germen su vocación religiosa. Antonio ingresó en la congregación marista en Tui en 1934 y en Venta de Baños en 1945 hizo la profesión perpetua. Para mí lo más importante es destacar la conjunción armónica e integradora que en su vida llegó a realizar de las virtudes que venían marcadas por sus orígenes y las provenientes de la espiritualidad marista. Fue un hombre de convicciones personales y religiosas, hombre de pocas palabras y profundos silencios como solían ser las gentes de la montaña, austero, esencial, natural, espíritu de trabajo, sensibilidad, amor a María. Hubo que verle siempre con una sencilla chaqueta de punto, sin que jamás usara abrigo en los fríos inviernos de León. A mí me venía de familia la relación de amistad y confianza con el Hermano Antonio. Fruto de esa amistad fueron los largos paseos que durante las vacaciones de verano solíamos efectuar en Los Barrios de Luna; en ellos descubrí el profundo amor por la naturaleza de aquel antiguo pescador de truchas a mano. Expresión de aquella profunda pasión ecológica fue la publicación de dos libros: El lobo y su problemática. El perro mastín en 1982 y La Pesca de la trucha en 1989. Antonio ha llegado el final de su camino: ha muerto limpio, recio, generoso y fiel. Dios le habrá acogido en su seno y le habrá encargado de la sección de los ríos trucheros del cielo. Luis González Morán (Oviedo). Buena la ha armado, don Arcadio. Quizá haya momentos en los que cumplir una orden, emanada de la superioridad, por muy eclesiástica que sea, conduzca a un desatino difícilmente reparable. Una ermita, una vieja ermita, foco de unión e identidad de un pequeño pueblo es, en este caso, causa del deterioro de la convivencia entre el pastor y sus ovejas. Hombre, es que a nadie se le ocurre, con nocturnidad y alevosía, arrebatarle a su propio rebaño el cobijo en el que tan a gusto se sentía, total, para nada. Porque, vamos a ver, ¿qué logra el Obispado registrando a su nombre la titularidad de la ermita del Arrabal? ¿Puedo yo ir al Registro de la Propiedad y poner a mi nombre el Palacio Episcopal? ¿Vale la pena enfrentar al pueblo de Laguna de Negrillos con la Iglesia? ¿En qué documentación se ha basado la Iglesia para conseguir el asentamiento de la ermita del Arrabal entre sus bienes? ¿Por qué no figuró en los tablones de anuncios, como es preceptivo, tal inscripción y por qué alguien se pasó por el arco del triunfo el plazo legal de alegaciones? Señor Obispo, estamos asistiendo, cada vez con más frecuencia, a situaciones en las que el pueblo le enseña la cartulina roja directa al cura de turno por cacicadas de este estilo. ¿Ha valido la pena la jugada? Por favor, don Arcadio, usted ¿qué es quién ha realizado la jugada merecedora de expulsión, sabrá la fórmula para deshacer el entuerto y recuperar la convivencia con sus feligreses? Aquilino Laserna Pérez (León). Eduardo (León; debate en la edición digital).