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Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

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EL EXIGENTE eslogan griego «Conócete a ti mismo», es muy difícil de cumplir, ya que nadie nos ha presentado. A todos nos echan a vivir de pronto y sin previa petición. Además cambiamos mucho, a fuerza de girar sobre nuestro propio eje, manejado por el azar y el destino. «Soy un fue, un será y un es cansado», dijo don Francisco de Quevedo. En el informe Jóvenes españoles 2005 se les ha preguntado a los contemporáneos más recientes cómo son, o sea, cómo se creen que están siendo. La interesante encuesta revela que les siguen preocupando los problemas de siempre, lo que prueba que llevan mucho tiempo sin resolverse, y que la Iglesia les inspira menos confianza que otras multinacionales. A lo que le conceden mayor importancia es a la salud y a la familia, suelen estar a la contra del Gobierno de turno y les gusta consumir. Hay que hacerse muchas preguntas, pero tampoco es imprescindible ya que sabemos que no son de fácil respuesta. ¿Por qué el número de jóvenes que se declaran católicos ha bajado en sólo una década del 77 por ciento al 49? Hemos tenido un Papa magnífico, que además era el mejor comunicador de la historia del Pontificado. Los que por nuestra edad no conocimos a San Pedro, no encontramos parangón semejante. ¿Por qué los muchachos depositan su escasa confianza en las asociaciones de voluntariado? Algunos sociólogos creen que la Iglesia está «demasiado anticuada en cuestión sexual». Otros opinan que se habla un poco de más, o sea lo suficiente, de asignaciones tributarias y de negociaciones para modificar el modelo de financiación. Cualquiera sabe por qué caminos se ha llegado a este provisional estado de opinión. ¿Será porque los que están siendo jóvenes ahora no tienen apenas tiempo para pensar? Según los datos disponibles, el 48 por ciento de ellos vuelve a casa los fines de semana después de las cuatro de la madrugada.