Diario de León

Los jóvenes y la historia de León

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Mi b isabue lo se llamaba Miguel Vicente, y er a alca lde de un pueblo gallego en 1936. Multó al panadero por engañar en el peso del pan, y el panadero no lo olvidó, tuvo que pagar la multa, pasó vergüenza, y a partir de entonces la medida del pan tuvo que ser la correcta. Tomiño, así se llama el pueblo, tardó menos de una semana del mes de julio en caer en manos de los fascistas. En panadero, trocado en falangista, se puso al frente del pelotón que iba a fusilar a mi bisabuelo. En ese momento entró el ejército sublevado. No se lleva a cabo la ejecución, pero Manuel Vicente es condenado por un Consejo de guerra con tres penas de muerte, dos de ellas por fundar dos escuelas vinculadas a la Institución Libre de Enseñanza, la tercera por ser alcalde de Izquierda Republicana. Como política, tengo muy presente siempre este ejemplo de integridad, y a menudo de reflexionado sobre el mismo, porque no sólo existen hombres y mujeres íntegras, sino también porque existen personas que trampean, que engañan, y que toman venganza de una afrenta que sólo fue ejemplo. Llevo tres años trabajando a diario con Miguel Hidalgo, alcalde de Villaquilambre, y le he visto aplicar muchas la medida del pan , estos días estoy viendo además, con dolor y amargura, cómo algún autodenominado socialista, quijote sin aventura ni nobleza, le denigra, nos denigra, de manera repugnante. En el juicio perverso de ciertas personas se puede ser condenado por ser alcalde rojo, por querer llevar al laicismo y la igualdad a las escuelas o por llevar adelante un plan de transporte público, porque esos son los argumentos que les brinda el momento, sea ahora o sea hace setenta años. El panadero tuvo un motivo menos grandilocuente, el autodenominado socialista también. Ana Vicente (Concejala de Políticas Sociales del Ayuntamiento de Villaquilambre). Suponía yo que los pasos peatonales eran para que el mayor número de peatones pudieran cruzar con seguridad las calles, no para que, a veces, resulte tan difícil al viandante encontrar uno razonablemente dibujado como a un servidor le resultó encontrar una papeleta cuando intentaba no tirar un papel en la calzada. Muchos se sitúan donde más lejos le resulte al personal acceder, de modo que el 90% cruza por la esquina y no por donde fueron a dibujar al paso. Otros, como en la calle Azorín, están cerrados semafóricamente mientras los coches esperan el giro a la izquierda, lo que añade un peligro mayor para los muchos peatones que lo cruzan impacientes y confundidos por la parada de esos coches. La ventaja para el responsable de la infraestructura y el vehículo que produzca el atropello es que también en este caso la culpa sería del muerto. Pero otros muchos pasos por lo que brillan es por su ausencia: Cada vez que veo en la calle San José de Pinilla-León la salida de los niños del Colegio Antonio Valbuena, tengo que asistir al cruce múltiple de ellos y sus progenitores por los cinco pasos rebajados en las aceras, pero cromáticamente inexistentes, en las intersecciones de las calles Sil, Cea y Avda. de Pinilla. Las familias del colegio han protestado en diversas ocasiones pero el Ayuntamiento de León sigue operativamente sordo. Hace una semana paseé por una calle leonesa que puede optar al guines por la cantidad de pasos inexistentes en una vía de circulación preferente como la que antes he citado: la calle Bordadores no tiene dibujado ningún paso de peatones en los seis cruces que posee desde el de Pendón de Baeza hasta el de la calle Juan XIII. Querer fomentar la educación vial de los peatones faltando tantos pasos es como favorecer la limpieza con ausencia de papeleras o el reciclado con las distancias prohibitivas de los contenedores. Leopoldo Riega Díez (León). En estos días de ruido «estatutario» y «batasuno», principal y casi exclusivamente, se ha producido una noticia que ha sido relegada en los medios de comunicación al baúl de los recuerdos. Se trata, de la orden de la Audiencia Nacional, al polémico juez Santiago Pedraz, para que abandone la investigación sobre la desgraciada muerte en Bagdad, en abril de 2003, del reportero José Couso, por disparos de un carro de combate norteamericano. Asimismo la Audiencia anula las órdenes de busca y captura contra tres «marines» imputados dado que el ataque no fue intencionado ni indiscriminado sino que fue «un acto de guerra». ¿Reuerdan la que se armó en aquellos días contra el PP y el presidente Aznar, haciéndoles poco menos que responsables de la muerte del periodista? ¿Se acuerdan que el coordinador de IU, señor Llamazares, quería llevar al presidente del Gobierno a los Tribunales Internacionales? ¿Dónde están los cómicos y demás vociferantes progres? Pilar Fernández (León). Trini (León; trece años).

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