Diario de León

LA VELETA

La LOE y el 14 de abril

Publicado por
FEDERICO ABASCAL
León

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NADA tiene que ver la Ley Orgánica de Educación aprobada ayer definitivamente en el Congreso de los Diputados con el 75 aniversario de la II República, el próximo día 14. Pero en la LOE, sexta reforma educativa de la democracia, se podría percibir un cierto aroma republicano, un laicismo que establece una asignatura alternativa a la de religión y sin que ésta sea académicamente evaluable, e impone a los alumnos de primaria la Educación para la Ciudadanía con el obvio propósito de formar ciudadanos. España es un país que mantiene coherentemente cierta remembranza de su II República y una adhesión generalizada a su sistema político, basado en una monarquía parlamentaria. Cuando llega la fecha del 14 de abril, los núcleos de republicanos indomables, entre los que hay juancarlistas, celebran la efeméride y brindan por «la tercera», como por una hipótesis que al día siguiente se aparca en la memoria, aunque no se olvida. Zapatero ha anunciado un proyecto de Ley de Memoria Histórica, cuya tramitación parlamentaria se iniciaría en el actual período de sesiones, y esa iniciativa, que a unos asusta y a otros reconforta, podría liberar a la sociedad española de muchos tabúes sacralizados, como el de dedicar a la II República, en lo que tuvo de bueno, que fue mucho, un recuerdo amable, incluso de gratitud, por haber sucedido a un sistema totalmente descompuesto y amortizado y precedido a una guerra civil por la que nadie fue inocente, y a cuarenta años y cuarenta noches de franquismo. Nuevamente eligió ayer el PP la soledad parlamentaria en la votación de la LOE, que entrará en vigor el próximo curso con un anhelo intrínsico de durar, de mostrar que sus buenos propósitos son eficaces. A favor de la ley votaron todas las demás fuerzas políticas, excepto CiU y parte del grupo mixto, que se abstuvieron. La mitad democristiana de CiU hubiera deseado que sus enmiendas sobre la asignatura de religión, aprobadas en el Senado con el poyo del PP, no se hubieran anulado en el Congreso, y de ahí su abstención. No es infrecuente que en las discusiones sobre educación pública salga a relucir lo que, desde un punto de vista académico, podría considerarse edad de oro de la II República. Aquel modelo republicano no es aplicable hoy, pero siempre quedará el brillo, resplandor casi, de la universidad española durante la corta etapa republicana si se la compara con el erial académico de los cuarenta años y las cuarenta noches. Fueron unos años en los que el maestro adquirió una proyección social que no ha vuelto a tener y le está costando mucho esfuerzo recuperar.

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