Riesgos del aeropuerto

PUEDEN ESTAR seguros que contrariamente a los avances de la técnica aeronáutica, volar desde León o a León ha sido un anhelo continuo durante años, muchos años a fe mía, porque la omnipotente Junta de Castilla y León proyectó todos sus afanes y recursos en el florecimiento del aeropuerto, que desafiando las meigas, se llamaba y se llama de Villanubla. Hace unos pocos años los servicios aéreos desde y hacia el aeropuerto de La Virgen del Camino fueron creciendo, crecieron sobre todo las líneas privadas dispuestas a afrontar los riesgos siempre poderosos que derivan de la ausencia del respaldo que supone el sector público. Pero hace más de doce años, desde luego desde la victoria electoral del Partido Socialista en las elecciones del 14 de marzo de 2004, se produjo un amago de crisis con una cascada de servicios cancelados a punto de cancelar. Muchos usuarios nos alarmamos; pero mi la alarma fue mayor cuando el actual alcalde de León, Mario Amilivia, hizo pública la cadena de responsabilidades a la crisis señalada más arriba; comenzaba en el jefe de pista, en el responsable del servicio meteorológico, en la Dirección de Aeronáutica Civil, en la Dirección General de Tráfico Aéreo, en la ministra de Medio Ambiente y en la autoridad suprema que, escalonadamente, era responsable de todos los nombramientos, es decir, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero¿ y tiro porque me toca. Lo malo es que el señor Amilivia, como suele suceder, después de señalar la responsabilidad de Rodríguez Zapatero no añade absolutamente nada de su cosecha para solventar algún problema. Debería ser objeto de discusión para el señor Amilivia no ya sólo que su Gobierno fue gracias a dos tránsfugas sino que la crisis del aeropuerto de La Virgen del Camino la resolvieran tres empresarios leoneses con un gran respaldo del presidente del Gobierno. Hoy cuando seguimos preocupándonos del futuro de un aeropuerto que requiere el concurso de la autoridad municipal eficientes y capaz, incluso menos preocupados por las próximas decisiones de Isabel Carrasco, sobre la alcaldía de León, nos encontramos con la desagradable noticia que el Ayuntamiento de León debe tres millones de euros y que manifiesta -si a torpes excusas puede llamarse- que el supremo edil buscará algún otro pagano. Tal vez una contabilidad escrupulosa de los gastos del deportista Rodríguez de Francisco permitan al Ayuntamiento pagar lo que se debe sin tener que confiar en que pague el que mató a Manolete.