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Publicado por
León

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LAS invectivas entre israelíes e iraníes están subiendo de tono, y los presagios no pueden ser peores. Ayer, el presidente iraní, Ahmadineyad, lanzó una soflama contra Estados Unidos, al que acusó de oponerse «al avance de la ciencia y la tecnología» por intentar bloquear el programa nuclear iraquí, en tanto volvía a denostar a Israel, «permanente amenaza» para el mundo islámico que estaría sin embargo «en vías de desaparición». El número dos de Kadima y ex ministro de Asuntos Exteriores israelí, Simón Peres, vaticinaba por su parte que el líder iraní terminará sus días como Sadam Husein. El caso es grave porque en esta ocasión las palabras no se las lleva el viento. Todos somos conscientes de que Israel no tolerará que Irán logre la bomba atómica, porque ello supondría un riesgo muy grave para su propia supervivencia como país, y que los Estados Unidos secundarán a los israelíes hasta donde sea necesario. En consecuencia, la obstinación de Teherán, que ya está causando por cierto estragos en la economía mundial, sólo puede conducir a la crisis y a la tragedia.