Diario de León
Publicado por
EDUADO AGUIRRE
León

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RATZINGER cumple un año como Papa. Admito mi admiración por su sabiduría, que no es mero exhibicionismo de memoria, sino resultado de una gran  inteligencia en permanente diálogo con el corazón. Cuando fue nombrado Pontífice algunos iletrados le tildaron de nazi. He leído varios de sus textos, y con asombro los libros de entrevistas con  el periodista Peter Seewald,   La sal de la tierra y Dios y el mundo . Lo de menos es aquello en lo que uno discrepa de él  o los caminos en los no es fácil seguirle, pues todo resulta secundario ante la profundidad y belleza de sus reflexiones. Por cierto, mi interés hacia Benedicto XVI se lo debo al alcalde de León. Al término de una reunión,  no sé cómo terminamos hablando de lo inescrutable de ciertos hechos dolorosos, entonces me leyó una cita de Ratzinger que alguien le había remitido a él, sobre la paciencia de Dios, la misteriosa ley de causa y efecto por la que el  plan divino se nos revela, no cuando uno quiere, sino cuando ha llegado el momento. La reflexión del Papa  era tan genial que ese mismo día compré los libros de Seewald. El antagonismo entre razón y corazón, intelectualidad y espiritualidad,  ya sólo se da en los ateos de tercera y los católicos de cuarta. Todo resulta más sencillo cuando aceptemos lo existencia de la sutil lógica de lo  invisible. No es un teórico de despacho, sino un pensador comprometido con el bien y el amor , en unos tiempos en los que todos ,desde la religión o desde la ética, debemos contribuir a que nuestros pilares comunes no se derrumben. Es un Papa para el siglo XXI.

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