TRIBUNA
Las razones de Estado de Martín Villa
EL LEONÉS Rodolfo Martín Villa como ministro de Administración Territorial fue la persona que diseño de primera mano el nuevo estado autonómico que nacía tras la dictadura franquista. Lo hizo no desde el propio convencimiento en la bondad de esa organización territorial, sino más bien como la necesidad de dar respuesta a las reivindicaciones nacionalistas que surgían en algunos territorios. Desde esa concepción entendió que había que buscar un «centro fuerte que contrarrestase los «excesos» de las fuerzas nacionalistas. Contraponía unas fuerzas «centrifugas»(los nacionalismos) con unas fuerzas «centrípetas» (un centro fuerte) para que desde esa visión lograr un equilibrio. León en ese proceso juego el papel de un territorio que había que sacrificar en aras de ese proyecto. Martín Villa tenía la fuerza suficiente para ello ya que era el presidente del partido en León y lo controlaba eficazmente . No era comprensible que su proyecto político estrella no fuese respaldado por su partido en León. Sin embargo le resulto más complicado de lo que imaginaba ya que se encontró con una indudable oposición dentro de su partido en León. Había que lograr convencer a sus correligionarios de la necesidad de que León debía ser sacrificado por esas razones de estado que buscaban hacer un «centro fuerte» que sirviese de contrapeso a las fuerzas de los nacionalismos periféricos. Una de las personas que con mayor claridad expuso esas razones de Estado de Martín Villa fue Luis Soto portavoz de UCD en al ayuntamiento de Ponferrada en 1.983 cuando decía «El sentimiento, la aspiración de todos los componentes de la Diputación así como la mayoría de mujeres y hombres de El Bierzo era optar por León sólo, lo que así se manifestó en una primera encuesta realizada entre los ayuntamientos. Si esto era una realidad, también es cierto que se planteaba otra cuestión tremendamente importante y es que a la hora de gobernar se encontraban ciertas dificultades porque había un grupo andalucista, un grupo catalán, otro vasco y algún otro diputado que estaba de forma independiente. Nuestro presidente provincial del partido (Martín Villa) que en aquel momento tenía bajo su responsabilidad llevar a cabo el mapa autonómico de España llegó a la conclusión de que si proliferaban para lo sucesivo los entes autonómicos demasiado, llegaría un momento que en el Congreso de los Diputados habría más diputados que intentarían defender los intereses peculiares de cada una de sus zonas que los intereses del Estado en su generalidad, de ahí su gran sublime idea de atajar en parte todo aquello que se veía seguro» Cuando desaparece UCD, los diputados leoneses se ven libres de respaldar una política en la que no creían. Así se produce una rebeldía contra Martín Villa que se concreta en una moción aprobada en la Diputación Leonesa el 13 de julio de 1.980 por 20 votos a favor y sólo 4 en contra por el que se apoya una autonomía leonesa. Esa posición supuso la dimisión de Martín Villa como diputado político y su retirada de la vida política activa. Ese acuerdo no se le reconoció validez jurídica (en base a considerar que a la Diputación no se le reconocía capacidad para rectificar anteriores posiciones), pero sin duda tiene toda la validez política máxime si consideramos que no han existido acuerdos posteriores que rectifiquen esa posición. Un partido socialista con muy escasa personalidad se limitó a decir no, donde Alianza Popular (en aquel momento) había dicho sí. Así como gran argumento de su decisión final (que no la que tuvo en otros momentos) se dice que «la opción de León sólo encubre el propósito de dejar a nuestra provincia al margen del proceso autonómico y en manos de la Diputación provincial controlada por la derecha. No en vano han tomado postura por aquella opción la Fele, la Cámara de Comercio, UCD y AP instancias que de forma inequívoca representan la derecha provincial». En su opinión simplemente había que decir no donde otros decían sí. No sonaban ni antes ni ahora como argumentos particularmente convincentes. Han pasado ya bastantes años. Es el momento de considerar si incluso para esas razones de Estado que argüía Martín Villa como motivo para sacrificar a León en beneficio de la unidad española han dado resultado. Hay que pensar que fuerzas independentistas como Esquerra Republicana han cobrado fuerza que antes no tenía y habría que preguntarse si sus posiciones determinan en algún grado las del gobierno español. En León hay un partido UPL que es la tercera fuerza política cuando en el momento en que se daba ese proceso el leonesismo carecía de representación política. En ese sentido podríamos decir que el «mal» que pretendía atajar Martín Villa con sus razones de Estado no ha conseguido los resultados por él pretendidos. ¿No es el momento de rectificar? ¿No es el momento de reconocer equivocaciones? Los errores no caducan y como efecto directo de esa decisión León se empobrece económica, social y culturalmente. Dicen que rectificar es de sabios ¿Tendremos esa capacidad para hacerlo?