Diario de León
Publicado por
JAVIER TOMÉ
León

Creado:

Actualizado:

COMO NO SOY un especialista y ni siquiera me llama especialmente la atención el ritual de la Semana Santa, puedo valorar con cierta objetividad el balance del torbellino estético-religioso correspondiente a la primavera del presente año. Unos actos acunados por la ingente marea humana y en los que hubo un poco de todo: algo de sol, algo de lluvia, un poquito de por favor, un poco de Belmonte y otro de Gallito. Lo de siempre, vamos. Pero sí que resulta curiosa la pléyade de autotitulados expertos que ha surgido al remolino de evento y que andan, en líneas generales, mejor de voluntad que de información. Así, aparece en televisión un supuesto escultor diciendo, entre sopa y copa, que deberían quemarse no sé cuantas imágenes de las procesionadas habitualmente. Una forma de crítica artística que suena a puro argumento de Dostoievski. Y en la lujosa revista editada por una de las cofradías más señeras e históricas de la capital, entre una serie de documentados y espléndidos artículos, cierto bracero argumenta con rotundidad bíblica, aunque torciendo un poco los hechos, que en la España de comienzos del siglo XX, aquella pacata sociedad de misa dominical, chocolate con picatostes y botijo como único lujo veraniego, los políticos más notables se declararon beligerantes contra la Iglesia, al tiempo que toleraban los desmanes de la izquierda anticlerical. ¡Válgame Dios! ¿Qué dirían escritores de verdad sobre la Semana Santa como Luis Pastrana, Suárez Ema o Cayón Waldaliso ante esta generación de neoconversos que echan mano del sahumerio pasional para colocarse en primera línea del fuego promocional? Nada bueno, me imagino.

tracking