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Publicado por
CÉSAR ALONSO DE LOS RÍOS
León

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UN INDEPENDENTISTA cursi como Rubert de Ventós llama «deconstrucción» del Estado-Nación al proceso en el que nos ha metido el Partido Socialista y al que los españoles normales llamamos «destrucción». En muy poco tiempo habremos convertido una nación en seis al menos y nos habremos dado un Estado ingobernable. El PSOE y los nacionalistas habrán conseguido que oficialmente varias de las antiguas regiones no se reconozcan ya en un Estado con cinco siglos de historia (el más antiguo del mundo) y en la nación, proclamada como tal, en la Constitución de 1812. Una de las características de la hazaña que se está desarrollando ante los ojos atónitos de los ciudadanos es el contraste entre la actividad febril de las minorías partidarias y la pasividad de la sociedad española. Así que un proceso que, en todo caso, debería haber contado por exigencias constitucionales con la participación de todo el pueblo español y de unas mayorías parlamentarias cualificadas está siendo llevado a cabo como si se tratara de unas reformas estatutarias. La destrucción de España se está cumpliendo, desde el punto de vista legal, como si se tratara de una reforma de menor cuantía. En vez del pueblo español están hablando los pueblos de las comunidades afectadas y sin consenso de los grandes partidos. Así, el Estatuto catalán ha salido adelante con el 54% de las fuerzas parlamentarias y con la oposición del PP y de ERC. En el mejor de los casos el referéndum, que deberá cerrar el proceso en junio, será bastante ajustado. Triste nacimiento el de la «nación catalana». Ha salido adelante con las técnicas más propias de un pleito que de una nación. ¿Dónde el concurso fervoroso y romántico de la ciudadanía? La «nación» catalana lleva marcado más el odio a España que la pasión creadora. Por supuesto, la ausencia de los héroes clásicos en este tipo de sucesos históricos ha sido nula. La fiesta nacional será, en realidad, una verbena. Los primeros pasos de la «realidad nacional» andaluza son aún más humillantes. El cacique Chaves, que está manteniendo a la región más poblada de España en la cola del crecimiento económico y en la cabeza del paro, ha decidido sacrificarla en función de los intereses de su partido. La tercera apuesta será la vasca. De momento podemos decir que se trata de la operación más siniestra ya que supone el triunfo de una banda criminal. Se hace sobre el sacrificio de mil vidas . En este caso se trata de una traición doble: a España y a los que murieron por ella. En realidad todo el proceso de desintegración española es un tributo a ETA, al terror, que se oculta bajo la forma de un «proceso de paz». Mientras tanto, la sociedad calla y otorga. 1397124194