Diario de León
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León

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Todo un detalle para quien fue un valedor del auténtico deporte en este mundo que estamos, sin ser del mundo. Si acaso, más somos del verbo y la palabra. En cualquier caso, que un grupo de atletas polacos lleven una antorcha encendida en la tumba de Juan Pablo II hasta su tierra natal con motivo de la celebración del primer aniversario de su fallecimiento, es un bellísimo gesto que propicia la emoción más íntima, el encuentro más puro y el diálogo de las flores que quieren ser poesía. Me gusta este aire de versos que nos llenan el corazón en recuerdo de quien sembró la palabra más honda y clara. Nos trae esa primavera inolvidable, crecida en aromas e inciensos que nos resucitan. Tomar la vía láctea de Juan Pablo II es un buen tren de fragancias con sabor a bálsamo esperanza. Su apuesta fue siempre el diálogo, basado en sólidas leyes morales. Por ello, el recurso a las armas para dirimir las controversias lo rechazó de plano, por lo que representa de derrota de la razón y de la humanidad. Sano alivio para este planeta armado hasta los dientes para desgracia de los débiles, a los que él siempre arropó. La antorcha de Lolek, como ha sido bautizada en referencia al diminutivo con que llamaban sus familiares y amigos a Karol Wojtyla, lleva consigo la lógica de la vida: sin sacrificio no se obtienen resultados de luz y tampoco gozosas satisfacciones. Su estado físico, siempre en forma, fue destacado por todos los cronistas; quizás, por ello, se convirtió en el Papa de las mil y un andanzas, saltando todas las fronteras como los deportistas de alto nivel, y compareciendo ante multitudes, muchas superiores a las que reúnen destacados eventos deportivos. Supo que la peor prisión es un corazón cerrado y se abrió al mundo y el mundo se abrió al Papa. Realmente esta hazaña de la antorcha es como ese espejo de mar que nos traslada los besos de la luna a la tierra, no importa la lengua, raza y cultura; todos nos vemos en esa tea de sentimientos y gratitudes. Hoy, cuando hemos perdido tantos elementos centrales de nuestra existencia, ensalzado el hombre-dios, que resuenen las andanzas de Juan Pablo II es como reencontrarse con la libertad que buscan los verdaderos poetas, con la capacidad del hombre de amar el amor, de llegar más allá y trascenderse a sí mismo. Desde la eternidad también nos habla el santo Padre. Yo lo siento. Gracias. Víctor Corcoba Herrero (correo electrónico). Soy vecino de Navatejera y el 11 de marzo necesité los servicios de una ambulancia por lo que llamé a Protección Civil de Villaquilambre para que me atendieran, no pudiendo hacerlo ya que me dicen que han tenido un accidente de tráfico. Hasta ahí todo normal, ya que esas cosas suceden, con tan mala suerte que esta Semana Santa vuelvo a necesitar ese servicio y vuelvo a llamarles recibiendo de nuevo la misma contestación, quizás por mi estado de nervios fui grosero y mal educado, por lo que pido disculpas a la persona que me atendió al teléfono, así como a sus compañeros, puesto que habiendo pasado ya unos días y pensando en la contestación que me dieron, la cual fue que ellos son un servicio municipal y que el Ayuntamiento les había comunicado que no disponían de dinero para sustituir la ambulancia. Les doy mis más sinceras disculpas y pregunto al señor alcalde: ¿un municipio como el de Villaquilambre no dispone de dinero para reponer esa ambulancia? Y si a algún vecino nos sucede algo, ¿tenemos que llamarle a usted para que nos atienda y nos lleve al hospital? José Alberto Fernández Alonso (Navatejera).

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