DESDE LA CORTE
La tentación
POR DEBAJO de todos los temas candentes que inquietan al país circula el río de un rumor: Rodríguez Zapatero podría adelantar las elecciones. Podría convocarlas para finales de este mismo año, seis o siete meses antes de las urnas municipales. Quienes más difunden esta maldad somos, naturalmente, los perversos periodistas. Pero quien más la acepta como posibilidad creciente es el Partido Popular. Uno de sus portavoces, Gabriel Elorriaga, aseguró en Radio Nacional que el deber de la oposición es contar con ese adelanto y estar preparado para él; pero, además, están convencidos de que se producirá. Huele, por tanto, a urnas. Normalmente, estos olores vienen cuando hay poco de qué hablar, que no parece la situación actual. La lógica del rumor se basa en cuatro ingredientes: 1) Hay una experiencia de gobiernos socialistas que nunca han terminado la legislatura, ni siquiera en los mejores momentos de Felipe González. 2) El PSOE se encuentra en un momento dulce, con algunos sondeos que lo sitúan ocho puntos por encima del PP, y a las alturas en que estamos de la Legislatura, resulta tentador aprovechar esa ventaja de opinión. 3) Si continúa la crisis del petróleo, se frenará el crecimient o y terminarán los datos positivos de la economía española, lo cual aconseja la consulta antes de que acabe la bonanza. Y 4) Adelantar la consulta supondría evitar los efectos de una derrota en las urnas municipales en las ciudades, algo perfectamente temible. ¿Quieren ustedes más perversión? Pues apunten: si hay elecciones y ganan otra vez los socialistas, y no digamos si aumentan su mayoría, ¿con qué panorama tropezaría el Partido Popular? Una dudosa continuidad de Rajoy; un suicida debate interno sobre el papel de la derecha estos años; una cruel revisión de su tarea de oposición y la consiguiente exigencia de responsabilidades; una pelea de sucesión que ahora mismo está disimulada por celofanes de lealtad y disciplina; una repercusión tremenda en lugares emblemáticos como Madrid, donde hay dos aspirantes a la presidencia del Gobierno en el Ayuntamiento y la comunidad autónoma¿ No me digan que no es tentador. Sólo tiene dos fallos. Uno, que hasta ahora el PP siempre se equivocó en estas profecías. Otro, que nadie tiene ni la más remota idea de qué piensa el señor Zapatero. Pero, a poco instinto de «killer» que tenga, por lo menos lo ha pensado, lo está pensando o sus estrategas se lo harán pensar. El único problema sería de imagen: cómo justificar ante la sociedad una decisión tan oportunista; pero nada más fácil que reclamar la autoridad del pueblo para seguir con el proceso de paz. Y además, qué diablos: ¿viene la tentación? La mejor forma de evitarla es caer en ella.