Un debate necesario

HOY se celebra la fiesta de las Cabezadas. Una ceremonia secular que tiene monumento en la plaza de San Isidoro. Un momumento en bronce feo por su realismo.Todos los años se repite la ceremonia, co n la misma liturgia y los mismos resultados. Quizá debemos mirar desde este balcón a lo novedoso, aunque ya tenga un día de carencia. Me refiero a la inauguración de la reforma del Colegio Oficial de Médicos de León, con sede en la plaza de Las Cortes. Una reforma avalada por todos, incluso por quienes sufrieron la machacona destemplanza del ruido. No sólo le vaciaron sus vísceras para implantarle nuevos músculos, sino que también lavaron su exterior hasta dejarlo como edificio emblemático. Su iluminación ha ganado para la ciudad una sede mágica. A su puesta de largo acudieron las máximas autoridades de Castilla y León. No se limitaron a glorificar la obra, que a la vista está. A los periodistas les interesaban otros temas. Y a los ciudadanos. Lo sabían los políticos y por eso Juan Vicente Herrera, cogiendo el cordel de Martín Villa, dijo que León debe integrarse en la comunidad con «inteligencia y generosidad». Volvió la vista atrás para dar cuerpo doctrinal a la «y» griega. No es una simple conjunción copulativa que metió con tenazas el médico y procurador José Eguiagaray. Herrera reconoció que da nombre propio: León es una referencia en una comunidad histórica como la nuestra. Juan Vicente Herrera quiso desprenderse del sayón centralista que visionó Martín Villa. También nosotros lo hemos denunciado. La cúpula socialista, regional y provincial, celebraron las palabras del ex-ministro de Santa María del Páramo. Ángel Villalba declaró: «A estas alturas ya nadie debe dudar del papel que ha de tener León en la comunidad», pero con un mensaje: sus palabras -las de Herrera- se han de refrendar en el Estatuto. En la misma sintonía se pronunció Miguel Martínez. Y todos los encuestados con voz y «pondus». Tal vez la más gráfica la escenificó Domingo Fuertes, presidente del Círculo Empresarial. Compartió el feroz centralismo de Valladolid denunciado por Martín Villa, pero no le dejó ir de rositas: «La cabeza la creó él, pero la boina la pagamos todos». Lo cierto es que las reflexiones de Rodolfo Martín Villa, paramés que se subió a un coche oficial cuando casi era cadete y no se ha bajado aún, han sido un aldabonazo en toda regla, pese a que sus argumentos fueran de sobra conocidos. Según Martín Villa, la Comunidad de Castilla y León la diseñó para compensar a otras comunidades autónomas periféricas. Eso por un lado. Por otro, porque nunca pensó que acabaría en este centralismo vallisoletano. Digan lo que digan Juan Vicente Herrera y demás políticos de la comunidad autónoma, o el próximo Estatuto es el de la descentralización del poder a favor de las diputaciones y los ayuntamientos, o la distancia y desentificación de los ciudadanos con el gobierno autonómico será cada vez mayor. Y sin solución. Es un debate necesario e imprescindible en estos momentos.