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Publicado por
JOSÉ MARÍA CALLEJA
León

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SALIÓ DE LA MONCLOA el presidente del PNV, Josu Jon Imaz, con el compromiso de ayudar a Zapatero en el proceso de conclusión del terrorismo desde una posición responsable, alejada de patético Ibarretxe. Pero sale también, y les doy una noticia, con la convicción de que tiene que maniobrar, que está maniobrando ya, entre las gentes del PSOE, para conseguir que el final del terrorismo nacionalista vasco no se lleve por delante la hegemonía nacionalista en la comunidad autónoma vasca. Les cuento. Josu Jon Imaz se ha reunido con destacadas personalidades del socialismo vasco para convencerlas del disparate que supondría un eventual acuerdo entre socialistas y batasunos, dispuestos ambos a acabar con el régimen nacionalista en la comunidad autónoma, una vez que concluyera el terrorismo. Tiene Josu Jon clientela objetiva para ese objetivo. Hay socialistas -no sólo vascos- espantados por las declaraciones de una socialista, Gemma Zabaleta, que sostiene que de la misma forma que ETA ha ilegalizado con sus crímenes al PSOE y al PP; luego, el Gobierno de España, ha ilegalizado a HB. Que ambas ilegalizaciones son equiparables y que hay que acabar con las dos. Esto es lo más duro de toda una catarata de barbaridades que ha soltado, cuando aún la policía no ha detenido a los asesinos de Joseba Pagazaurtundua, compañero de partido de la declarante. En las aguas bravas de esa irritación quiere pescar el presidente del PNV: si estáis espantados con un eventual gobierno de coalición PSOE-HB, tenéis que colaborar con nosotros y facilitar un gobierno PNV-PSOE, lo de toda la vida. El vértigo a perder el poder no es nuevo en el PNV. Ya experimentó ese sudor frío cuando los terroristas asesinaron a Miguel Ángel Blanco, vasco hijo de gallegos, y en aquella marea humana contra el terrorismo y por la libertad, los nacionalistas sólo vieron el anticipo de su salida del poder. Entonces montaron Lizarra, para evitarlo. Históricamente, la alianza entre PNV y PSE-PSOE ha servido para ensanchar la hegemonía nacionalista, vaciar a los socialistas de votos e instalar la sensación en la población de que fuera del PNV -o sea, del régimen-, no hay salvación. La cosa política vasca va a la velocidad de la luz. Sigo convencido de que el terrorismo de ETA se ha acabado -mal que les pese a los catastrofistas en plantilla-, que esta feliz noticia ha provocado ya una convulsión en el mapa político vasco, y que de la guerra de posiciones hemos pasado a la guerra de movimientos, en la que no podemos descartar alianza inéditas: PSOE-HB o PNV-PP. Josu Jon lo tiene claro: lo que tenga que pasar, que nos coja aferrados a la poltrona y al presupuesto.